La lluvia suspende el Vía Matris, pero la devoción de Salamanca sigue viva en su templo

La Virgen de los Dolores no ha podido recorrer las calles salmantinas por las inclemencias del tiempo, dejando en los fieles una mezcla de emoción contenida y resignación devota

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La Virgen de los Dolores vista desde el interior de la Vera Cruz Fotos: Arai Santana
Tamara Navarro
Tamara Navarro
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La esperada procesión del Vía Matris, uno de los actos más íntimos y sentidos de la Semana Santa salmantina, ha tenido que ser suspendida a última hora debido a la presencia de lluvias que han comenzado a caer sobre la ciudad este Viernes de Dolores.

La Ilustre Cofradía de la Santa Cruz del Redentor y de la Purísima Concepción de la Virgen, encargada de organizar este acto, ha tomado la difícil decisión tras valorar las condiciones meteorológicas y con el objetivo de preservar la integridad de la talla de la Virgen de los Dolores, obra del escultor Felipe del Corral (1710), así como garantizar la seguridad de los participantes.

Minutos antes del inicio previsto, y cuando los fieles ya comenzaban a llenar los alrededores de la Capilla de la Vera Cruz, se comunicó oficialmente la cancelación. La emoción contenida se notaba en los rostros de los cofrades y devotos, que habían preparado con ilusión esta meditación en torno a los Siete Dolores de la Virgen.

Antes de la suspensión de la procesión, ya se había celebrado la Santa Misa, acto que reunió a los fieles en el templo para profundizar en la reflexión y oración propias de esta jornada.

 

 

Este año, la llamada de honor estaba a cargo de Julio López Revuelta, director de Comunicación de la Junta de Castilla y León y pregonero de la Semana Santa 2025, quien había sido invitado a ordenar el levante de la imagen. Finalmente, el acto quedó limitado al interior del templo.

López Revuelta ha pedido a la Virgen "que cubra con su manto a los cofrades durante todo el año y que una vez más recemos desde el interior de esta iglesia corazón de la Semana Santa de Salamanca". 

El coro Santa Vera Cruz y la capilla musical, que cada año acompañan el recorrido, no pudieron desplegar su repertorio por las calles del centro histórico. Lugares emblemáticos como la Plaza de las Agustinas, la Plaza de San Benito o la calle Compañía quedaron huérfanos del recogimiento y la solemnidad que habitualmente envuelve a esta procesión.

 

 

A pesar de la suspensión, el espíritu del Vía Matris se mantuvo vivo entre los asistentes, muchos de los cuales permanecieron unos minutos en el interior del templo o en las inmediaciones, en oración silenciosa.

Con la emoción aún a flor de piel, Salamanca afronta así un inicio de Semana Santa marcado por la incertidumbre meteorológica, pero también por el fervor y la devoción que, año tras año, siguen renovándose en cada rincón de la ciudad.

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