El Vía Matris y el Cristo de la Liberación marcan el inicio solemne de la Semana Santa en Salamanca

El Vía Matris (20.30 horas) y el Traslado del Cristo de la Liberación (23.00 horas) abren la Semana Santa en Salamanca

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El Vía Matris y el Cristo de la Liberación marcan el inicio solemne de la Semana Santa en Salamanca
Virgen de los Dolores (Foto: Archivo Tribuna)
Tamara Navarro
Tamara Navarro
Lectura estimada: 2 min.

La Semana Santa salmantina abre su alma el Viernes de Dolores, preludio de la Pasión, con dos procesiones profundamente simbólicas y contrastadas que marcan el inicio del recogimiento y la contemplación en la ciudad.

Procesión Vía Matris – Ilustre Cofradía de la Vera Cruz

A las 20.30 horas, desde la Iglesia de la Vera Cruz, parte una de las procesiones más íntimas y elegantes del calendario penitencial salmantino: el Vía Matris. Esta meditación sobre los Siete Dolores de la Virgen, a cargo de la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz del Redentor y de la Purísima Concepción de la Virgen, su Madre, ofrece un momento de espiritualidad pura, donde el protagonismo recae en la figura serena y desgarrada de la Santa Virgen de los Dolores, obra de Felipe del Corral del siglo XVIII.

El cortejo recorre las calles del centro histórico, atravesando enclaves de especial belleza como la Plaza de las Agustinas o la Plaza de Monterrey, hasta volver al templo de salida tras aproximadamente dos horas y media. En la Plaza de San Benito, los fieles participan del rezo del Vía Matris, en un ambiente de recogimiento absoluto, entre la piedra dorada de la ciudad y la emoción contenida de la liturgia popular.

 

Traslado del Santísimo Cristo de la Liberación – Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz

Ya caída la noche, cuando Salamanca se envuelve en silencio, tiene lugar uno de los momentos más sobrecogedores de toda la Semana Santa: el Traslado del Santísimo Cristo de la Liberación, organizado por la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz, a través de su Sección del Santísimo Cristo de la Liberación.

A las 23.00 horas, desde la Capilla del Cementerio Católico San Carlos Borromeo, se inicia un cortejo austero, sin música, sin ornamentos, donde el silencio es oración y la oscuridad, símbolo de la espera. Durante unas tres horas, el paso del Cristo de la Liberación, una escultura contemporánea de Vicente Cid (1988), avanza lentamente por las calles hacia su destino en la Capilla del Colegio del Arzobispo Fonseca.

El recorrido es una verdadera peregrinación nocturna: Avenida de los Maristas, Paseo de San Vicente, Calle Espejo, Fonseca..., cada tramo atravesado por la emoción contenida de los hermanos, que acompañan al Crucificado en un tránsito que es también interior.

 

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