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La verdad y la leyenda en torno a la capilla de Santa Bárbara

Se dice que los aspirantes a doctor de la Universidad de Salamanca pasaban una noche de vigilia en la capilla esperando a examinarse: parte es cierto, parte es mito

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La verdad y la leyenda en torno a la capilla de Santa Bárbara
Capilla de Santa Bárbara. (Foto: Ical)
Daniel Bajo Peña
Daniel Bajo Peña
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La tradición cuenta que, allá por la Edad Media y el Rencimiento, los aspirantes a doctores por la Universidad de Salamanca debían pasarse la noche en vela encerrados en la capilla de Santa Bárbara de la catedral apurando las horas de estudio. Se dice que los alumnos se sentaban en una silla frente a la estatua yacente del obispo Lucero, enterrado allí, y colocaban sus pies sobre los de la escultura. Al despuntar la mañana, los profesores le examinaban in situ. Si aprobaba, loor y gloria para él, con comilona incluida y derecho a pintar un vitor en la Universidad. Si suspendía, salida discreta por la puerta de carros de la Catedral. 

Sin embargo, como suele pasar en estos casos, la realidad mezcla partes de verdad y de mito.

El profesor emérito de la Usal José Luis Martín ha colaborado en un proyecto de investigación del cabildo catedralicio para trascribir, traducir y contextualizar legajos del archivo fechados entre los años 1230 y 1455. Merced a la investigación, han comprobado que las condiciones de vida en Salamanca "eran durísimas" y que algunas historias que se daban por sentadas no eran realmente como nos las habían contado. 

Una de ellas es la referida a la citada capilla de Santa Bárbara. Es cierto que históricamente "estaba ligada a los exámenes de grado" de la Universidad, pero "no a los doctorados, que se hacían en la capilla de Santa Catalina, en las salas capitulares y en las naves de la Catedral nueva"

 

'Estamos en capilla'

 

En palabras de José Luis Martín, Santa Bárbara se quedó "muy pequeña para las licenciaturas" y partir del acuerdo de 1570 entre la Catedral y la Universidad "se pedían otros lugares, más propiamente la capilla de Santa Catalina", que está a pocos metros de Santa Bárbara y tiene el doble de tamaño.

El convenio de 1570 marca por tanto un punto de inflexión: "la capilla de Santa Bárbara quedará como el lugar en el que se recogerá el examinando para preparar su examen (estará 'en capilla') y la estancia previa a las salas capitulares se utilizará para recoger los elementos necesarios para el examen y las colaciones. La capilla de Santa Catalina, debidamente acondicionada, será el lugar preferente del examen", recoge el proyecto de investigación de los archivos del templo. 

Silla a los pies de la estatua yacente del obispo, guardada en una urna.

¿Y lo de pasarse la noche en vela con los pies sobre la estatua del obispo? Pues tampoco era exactamente así. 

El experto reitera que "no se puede negar la relación" de la capilla con los exámenes de licenciatura porque "es verdad" que al principio se evaluaba allí a los alumnos, pero la historia de las vigilias de estudio "es parte de la leyenda, e incluso la posición del examinando" con los pies apoyados en la estatua podría ser "una evocación teatral si se quiere. Puede que alguna vez ocurriera, pero no de la manera en que se decía". Respecto a la celebración y el banquete tras el examen "yo diría que no eran allí", en Santa Bárbara. 

La catedral y la Universidad se desvincularon definitivamente en 1840, cuando "se determinó, por parte de la Universidad, que todos los exámenes y colaciones de grados debían hacerse en el edificio de la propia Universidad, por lo que la capilla de santa Bárbara únicamente quedó en el recuerdo de estos actos". La capilla, en cualquier, sigue siendo una maravilla patrimonial. Y con leyenda incluida.