Las 14 ilustraciones estarán consensuadas entre los vecinos y el Ayuntamiento, que ya está elaborando el anteproyecto de actuación
Érase una vez una ciudad a orillas del Tormes, una urbe cuajada de historias sin desvelar y preguntas sin responder. Algunas de ellas están ocultas en la techumbre del museo de Las Claras y en la iglesia de Santo Tomás Cantuariense, dos edificios que podrían compartir un lazo común tejido por una reina medieval, Leonor Plantagenet, y un mártir cristiano, Thomas Becket.
Charo García y Miguel Ángel Martín son dos aficionados a la historia e investigadores independientes que piden a las autoridades y expertos que analicen y validen o desmientan sus hallazgos. Éstos pueden consultarse en su blog, disponible en este enlace.
Techo original de Las Claras, escondido durante siglos.
Ambos han estudiado el techo del museo de Santa Clara, un tesoro medieval que permaneció oculto durante siglos y que ahora se puede visitar. Las vigas están cuajadas de símbolos heráldicos interpretados habitualmente como emblemas de nobles salmantinos.
El naturalista Raúl de Tapia les puso sobre la pista de uno especialmente llamativo: un pájaro negro con el pico y las patas rojas. Lo que a ojos profanos parecía un cuervo o incluso una paloma, podría ser sin embargo una chova piquirroja, un ave que suele vivir en áreas montañosas, pero no muy común en Salamanca.
Símbolos heráldicos que representan a Alfonso VIII de Castilla y Leonor Plantagenet, según los investigadores.
Ambos creen creen que la heráldica de Las Claras "narra la historia" de la sucesión del trono de los reinos de León y de Castilla. "Nos parece algo único y queremos salir de dudas, si estamos equivocados o no. Si tuviéramos razón, podría ser importante a nivel patrimonial y sólo pedimos que alguien lo estudie", insiste Miguel Ángel Martín, para quien ese pájaro "es la llave de todo".
¿Por qué? La chova piquirroja "es muy propia de la heráldica inglesa, pero no de la española", apunta Charo García, quien ya ha escrito un libro de investigación sobre la historia de Tamames. ¿Qué pinta ese pájaro en un antiguo convento de Salamanca? La respuesta, opinan, se llama Leonor Plantagenet, princesa de Inglaterra y esposa de Alfonso VIII de Castilla. La chova representaría la llegada de Leonor a los reinos hispánicos en 1170, fruto de alianzas entre casas reales.
Los Plantagenet eran la familia real más poderosa de la época y su alianza con Castilla reforzó a la corona. El matrimonio entre el rey castellano y la princesa inglesa trajo a Castilla la heráldica y la vida cultural aquitana y, con el tiempo, un nuevo culto: el de Santo Tomás Becket, obispo de Canterbury (Cantuariense) asesinado a espadazos aquel mismo año dentro de una catedral por oponerse a Enrique II. La leyenda dice que tres cuervos chapotearon en su sangre y se convirtieron en chovas. El ave aparece en el escudo de Canterbury y representa a Becket en todo el mundo cristiano.
El martirio de Becket conmocionó a Europa. La Iglesia le canonizó en 1174 y Enrique II, para congraciarse con el Vaticano, ordenó a sus hijas que extendieran su culto allá donde estuvieran. Leonor 'aterrizó' en la Península en 1170 y pocos años después Thomas Becket se convirtió en el santo protector de su linaje. "Su padre fue el inductor del asesinato. Y su hija Berenguela acabó siendo reina de León entre 1198 y 1204. En esos años se contruyó la iglesia de Santo Tomás" en Salamanca.
Heráldica en el techo de Las Claras.
Se dice que dos hermanos ingleses edificaron la iglesia de Santo Tomás Cantuariense, pero "no parece lo más lógico". El archivo catedralicio los menciona en varias ocasiones y no dice nada de su relación con el templo. "Lo más lógico es pensar que fue Berenguela, hija de Leonor, que era la que tenía el poder en la ciudad". Además, fue una protectora de las damianitas, una comunidad religiosa precursora de las Clarisas. "Probablemente fue ella, Berenguela, la que diseñó la decoración" del antiguo convento, la que narra con símbolos heráldicos aquella historia, la del reino de León durante el reinado de Alfonso IX y de la sucesión en la persona de su hijo, Fernando III.
Salamanca fue una de las primeras ciudades de España en honrar a Becket. Lo asesinaron en 1170 y la iglesia dedicada a su memoria se construyó apenas 30 años después. Es cierto que el culto decayó con el tiempo, conforme el recuerdo de Leonor Plantagenet se diluyó, pero nunca llegó a olvidarse.
Los investigadores creen que Las Claras guardan más señales del culto a Thomas Becket, concretamente una pintura en el coro bajo del museo.
Opinan que una efigie masculina identificada por los expertos como "un deteriorado personaje", podría ser él. La figura, datada en el siglo XIV, luce mitra de obispo y aureola de santo y está rodeada de mártires de la iglesia, tres detalles que concuerdan con la historia de Becket.
Figura identificada como Thomas Becket, en Las Claras.
También parece portar una espada (elemento con el que lo asesinaron) y un cántaro o jarrón. ¿Por qué? Los investigadores creen que "podría ser un caso de etimología popular, como se llama en filología. Cantuariense es una castellanización de Canterbury. Quizá, y sólo quizá, se le pudo conocer como el santo del cántaro. La etimología popular la transforma. Y hay otra posibilidad: el elemento de martirio de Becket fue su propia sangre. Las chovas mojaron sus patas en ella. La devoción es hacia su sangre. En la época medieval se diluía en agua y se vendía y en las vidrieras siempre se representa un recipiente con el 'agua de Becket'".
Detalle de la pintura, donde se aprecia lo que los investigadores identifican como una espada.
La historia de Leonor Plantagenet y su hija Berenguela nos dice que ambas difundieron el culto a Becket y la iglesia de Santo Tomás Cantuariense, a tiro de piedra de Las Claras, prueba que en Salamanca se honró al martir inglés. ¿Es descabellado pensar que las aves de la techumbre de Las Claras son chovas y que la pintura del coro representa al santo? Es lo que Miguel Ángel Martín y Charo García desean confirmar o desmentir. "Luchamos para conseguir una investigación independiente y formal" al respecto. Por lo pronto ya tienen el apoyo moral del decano emérito de Canterbury, Robert Willis, quien visitó Salamanca en enero para interesarse por el tema.
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