La Archicofradía del Rosario no se dejó amedrentar por las previsiones que apuntaban a lluvias
El Cristo de la Liberación abandona camposanto arropado por sus fieles
Centenares de salmantinos se congregaron a las puertas del cementerio para acompañarlo hasta el Colegio Fonseca
Envuelto en un silencio implacable, el Cristo de la Liberación fue recibido por un centenar de fieles a las puertas de la capilla del cementerio de San Carlos Borromeo. Salió arropado por los suyos y levantado por el cariño de los hombros de quienes no dudaron en acudir a la llamada, un año más, del traslado hasta el Colegio del Arzobispo Fonseca.
Después del Vía Matris anulado por la lluvia, el cielo apaciguó su temple y dejó un espacio para que Cristo pudiera abandonar camposanto y acudir a Fonseca. Fue la inauguración oficial de la Semana Santa de Salamanca, ese acto que como es costumbre cada viernes previo al Domingo de Ramos reúne a miles de salmantinos en el camino entre el cementerio y el rincón donde Cristo descansa hasta su próxima salida.
Todo aconteció con el silencio como norma establecida. Sin palabras, con un recogimiento ceremonioso y sepulcral, los fieles llegaron desde los diferentes puntos de la ciudad para arropar al Cristo de la Liberación junto a la Cofradía del Amor y de la Paz.
Tras un pequeño susto con una de las verjas de la puerta de la cripta, los cargadores comenzaron a dar pequeños pasos, cortos en espacio pero firmes en fuerza. Una muestra inequívoca de que estarán ahí siempre acompañando a Jesús. Un acto memorable, donde la sencillez y el sonido de los tambores fue protagonista en una noche donde el temor estuvo presente por la lluvia, pero donde la pasión volvió a imponerse.
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