En Castilla y León, miles de personas continúan sufriendo los efectos de lo que se ha denominado Covid persistente, una secuela de la infección por el coronavirus que deja a muchos pacientes con secuelas dolorosas y limitantes. Según varios colectivos, se estima que alrededor de cien mil personas en la comunidad autónoma todavía padecen esta condición, que puede durar meses o incluso años tras haber superado la fase aguda de la enfermedad. La vida diaria de quienes sufren Covid persistente se ve alterada, ya que experimentan síntomas como fatiga extrema, dolores musculares, problemas de concentración, dificultades respiratorias, trastornos del sueño, y alteraciones en la salud mental, entre otros.

Uno de los testimonios que refleja el sufrimiento de los afectados es el de Ana Arnés, una salmantina que padece esta enfermedad desde hace algún tiempo. Arnés, quien ha hablado con la agencia EFE, asegura que la situación de las personas con Covid persistente ha sido ignorada en gran medida, tanto por la sociedad como por las autoridades sanitarias. Lamenta que, en un espacio de tiempo relativamente corto, la sociedad haya "olvidado superrápido" lo que sucedió hace apenas cinco años, cuando la pandemia del Covid-19 comenzó a cobrar miles de vidas y a desbordar los sistemas de salud en todo el mundo. A pesar de que la pandemia ha dado paso a la fase de vacunación y de control, el sufrimiento de quienes viven con los efectos prolongados del virus persiste.

La falta de visibilidad de la enfermedad es otro aspecto que Ana Arnés destaca con preocupación. Aunque muchas personas han experimentado la fase inicial del Covid-19 y luego se han recuperado por completo, quienes sufren Covid persistente se enfrentan a una especie de desconsideración social. La falta de comprensión de lo que implica vivir con Covid persistente crea una especie de aislamiento en aquellos afectados, ya que muchos no reciben el apoyo que necesitan, tanto emocional como sanitario. La enfermedad, que se caracteriza por una serie de síntomas que interfieren con el bienestar y las actividades cotidianas de los pacientes, no tiene un tratamiento específico, lo que dificulta aún más la situación.

Por otro lado, Arnés también critica que la atención médica no sea siempre adecuada para los afectados, y muchos se sienten desorientados al no encontrar respuestas claras sobre su estado de salud. La confusión y la desesperación se apoderan de muchos pacientes, quienes deben lidiar con la incertidumbre sobre la duración de sus síntomas y la falta de recursos especializados para tratar el Covid persistente. Si bien los estudios sobre el Covid persistente avanzan, todavía queda mucho por hacer en cuanto a la investigación, el diagnóstico adecuado y el tratamiento de esta condición.

Otro de los problemas que enfrentan los pacientes con Covid persistente es el estigma que conlleva la enfermedad. Muchos de ellos aseguran que no siempre se les toma en serio, y sus problemas de salud no se comprenden adecuadamente, lo que puede llevar a la frustración y la sensación de ser ignorados por el sistema sanitario. En un mundo donde la visibilidad de la salud mental y los trastornos crónicos ha mejorado, los afectados por Covid persistente aún luchan por que se reconozca su sufrimiento y la necesidad urgente de recursos para su tratamiento.

En Castilla y León, al igual que en muchas otras partes del mundo, el Covid persistente ha quedado muchas veces fuera de la agenda pública, a pesar de la magnitud de su impacto en la vida de miles de personas. A medida que los recuerdos de la pandemia se desvanecen y la atención se centra en otros problemas, aquellos que viven con las secuelas de la enfermedad continúan enfrentando una batalla silenciosa y, en ocasiones, solitaria. 

Por todo ello, organizaciones y colectivos de pacientes han pedido una mayor atención a este colectivo, que demanda el reconocimiento oficial de la condición de Covid persistente como enfermedad crónica, así como más recursos para investigación y atención médica especializada. En tanto, la sociedad en general debe tomar conciencia de que el impacto del Covid no se limita solo a quienes han sufrido las fases más graves del virus, sino que continúa afectando a quienes viven con sus secuelas.

La situación de quienes padecen Covid persistente no puede seguir siendo invisibilizada. Es necesario que tanto la administración pública como la sociedad en general se sensibilicen con esta realidad y trabajen para proporcionar la atención, el apoyo y los recursos que estos pacientes necesitan.