Los crotales electrónicos, diseñados para mejorar la identificación del ganado, están generando un grave malestar en el sector, tal y como puede verse en el vídeo de Asaja Salamanca que se adjunta a esta noticia.

Numerosos ganaderos han expresado sus quejas ante la imposición de estos dispositivos, que no sólo presentan problemas de adaptación en los animales, sino que también dificultan su colocación debido a la falta de máquinas adecuadas.

Según denuncian, los nuevos crotales son mucho más grandes que los anteriores, hasta el punto de que en algunas razas parecen auténticos cencerros colgados de las orejas.

Imagen del gran tamaño de los crotales 

En el caso del ganado bravo, la situación es aún más preocupante, ya que los becerros, al ser pequeños, pueden sufrir deformaciones de la oreja debido al peso del dispositivo. Además, "al ser mayor el tamaño del crotal, puede derivar en mayor riesgo de infección y aparición de hongos".

Otro aspecto que ha indignado al sector es la obligatoriedad de su uso, pues antes era una medida opcional y ahora se ha convertido en la única alternativa permitida. A esto se suma la imposición de colocarlo exclusivamente en la oreja izquierda, una decisión que los ganaderos consideran arbitraria e innecesaria, ya que cada explotación tiene su propio método de trabajo y manejo del ganado.

"Cada uno en su casa lo hace como mejor le conviene para poder tener el mejor producto", defienden los afectados, quienes también lamentan la imposibilidad de presentar quejas formales sobre el asunto.

Según denuncian, la Unidad Veterinaria de Tamames no les permite elevar reclamaciones, lo que agrava aún más la sensación de imposición y desamparo.

Numerosos ganaderos de la provincia manifiestan su total rechazo a esta medida, señalando que la normativa europea no exige la obligatoriedad del crotal electrónico y que su implementación sin alternativas supone un grave perjuicio económico y logístico para muchas explotaciones.

A esto se suma la falta de disponibilidad de estos dispositivos debido a la pérdida de los mismos por el campo debido a su tamaño, lo que "está generando retrasos en la identificación del ganado y aumentando los costes para los ganaderos", quienes deben desplazarse a distintas Unidades Veterinarias en busca de los crotales necesarios.

Ante esta situación, el sector exige "una mayor flexibilidad en la normativa y la posibilidad de optar por alternativas más adecuadas a la realidad del campo, con el fin de evitar un perjuicio innecesario para las explotaciones ganaderas".

Imagen que compara los crotales de antes y los de ahora