Hay que decirlo aunque sea una última vez porque ya es algo que ha dejado de ser noticia aunque se está tardando en dar con una solución: Würzburg se ha quedado 'chico' y alguna cosa más.
El pabellón salmantino volvió a colgar el cartel de no hay billetes, con una grada repleta para ver el partido de Avenida y el homenaje a Leo Rodríguez.
Tanta afluencia hay que pronto la calefacción, que logicamente se enciende en las horas previas para que el lugar no sea una nevara, sobra y no se sabe si habrá sido esa una de las causas del nuevo susto que hubo en la grada. Un desvanecimiento por paro cardíaco que, por suerte, tuvo buen final aunque el afectado tuvo que ser trasladado al hospital después de ser atendido en la grada con un desfibrilador.
No pasó a mayores pero hay varias cosas a tomar en cuenta. Como decíamos el recinto es pequeño y alguna cosa más y ese más es su obsolescencia. No es el mejor recinto para desplazarse por él y cuando se necesita el movimiento rápido de las asistencias eso puede ser clave. Tampoco ayuda que todo el mundo quiera enterarse de primera mano de que ha sucedido porque se formó tal corro alrededor del afectado que desde megafonía hubo que pedir 'aire'.
El problema: Que no hay quien entienda casi nada de lo que se dice por los desfasados altavoces se esté donde se esté en el pabellón, sea grada alta, baja o el propio palco, repleto para la ocasión. Allí, además de la familia de Leo, la presidenta de la Federación o la concejala de Deportes, también estaba el alcalde que, seguramente, debió vivir la misma incertidumbre al no enterarse de que pasaba o de que se comunicaba por el audio y también el alivio de que al final se pudiera seguir la tarde con normalidad.
Del mal, el menos aunque sea por esta vez a la espera de soluciones, y así siguió la tarde que dio para más emociones y disfrutar con todos los sentidos (lo del oído -que se volvió a sufrir con las palabras que Leo dirigió a la afición-, ya lo hemos hablado).