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Si usas 'mi niña' o 'mi niño' como vocativo eres de Salamanca: 20 cosas que identifican a un charro
Si quieres poner a prueba tu 'salmantinismo' aquí va un breve listado de condiciones que identifican al charro
Salamanca, ciudad de tradiciones, historia y un encanto único, tiene sus propios secretos que solo los charros saben descifrar. Desde las charlas de café hasta los paseos por sus emblemáticas plazas, hay detalles que definen a quienes han crecido entre sus calles, su Plaza Mayor y su universidad. Hablar de Salamanca es hablar de una identidad única, que se refleja en las costumbres, el lenguaje y hasta en las distancias, medidas en paquí, pahí o pallí.
Si eres de los que presumen de la belleza de su Plaza Mayor, defiendes el mejor castellano y aún recuerdas con nostalgia los cines Salamanca o el Teatro Bretón, entonces, sin duda, eres un verdadero salmantino. Te contamos las 20 cosas que identifican a un charro de pura cepa.
1. Presumes de tener la Plaza Mayor más bonita del mundo y la Universidad más antigua de España y si alguien se atreve a cuestionar alguna de las dos cosas cierras la discusión con "y además Salamanca tiene dos catedrales".
2. Aceptas salmantino pero te defines con orgullo como charro y además defiendes ante quien sea que hablas el mejor castellano de España.
3. Y eso que dices ten cuidado que lo caes o el otro día me soñé con perronillas.
4. Usas mi niña o mi niño como vocativo, da igual que estés en familia o en una tienda y da igual la edad de quien tenga enfrente.
5. Después de salir de casa te preguntas: ¿He candado?
6. No te hace falta metro para calcular las distancias porque mides la distancia en paquí, pahí o pallí.
7. Echas de menos cambiar cromos en la Alamedilla, y a veces incluso dices 'descambiar'.
8. Has salido a las 12, de la mañana o de la noche, de vinos y has vuelto a las 8.
9. Te crees Julia Roberts paseando por Rodeo Drive mientras recorres la calle Toro de escaparate en escaparate.
10. Si eres de los que preceden a la generación 'millennial' y sientes nostalgia de los cines Salamanca, el teatro Bretón o la biblioteca Germán Sánchez Ruipérez.
11. Quedas a las 23:15 en el reloj de la Plaza o a las 23.00 horas en el Toscano.
12. Sabes de siempre dónde está la rana y se te infla el corazón al pasar por delante de la fachada de la Universidad y ves a los turistas buscándola. De algunos, te apiadas.
13. Conoces la guinda de El Bolero e hiciste deporte de riesgo en las escaleras del Paniagua.
14. No hay nada para combatir el frío como el chambergo.
15. Has hecho más colas para coger sitio en una biblioteca en exámenes que para entrar en discotecas. En caso de pisar las primeras te indignas cuando la gente guarda el sitio para irse a comer.
16. Después de tantos años sigues sin tener claro cómo se pronuncia realmente el polideportivo 'Bisburg', aunque esto también les sucede a los que no son charros.
17. Si a los que van al fin de año universitario les dices que estuviste en la nochevieja universitaria antes de que empezara a salir en todos los informativos.
18. La jeta, las bravas y la paloma como primero, segundo y postre podrían completar tu dieta.
19. Aunque claro, eso siempre que no existieran los chochos, la chanfaina, las perronillas, el jamón de Guijuelo y el hornazo.
20. Presumes de que en Salamanca se puede ir a todos los sitios andando pero coges el coche hasta para ir a por el pan. Eso sí, después llega el arrepentimiento cuanto hay que buscar sitio para aparcar.
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