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Semana clave para el futuro Gobierno de España

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Félix Ángel Carreras Álvarez
Félix Ángel Carreras Álvarez
Lectura estimada: 3 min.

Los primeros movimientos han comenzado a desentrañar por dónde caminan las diferentes fuerzas políticas de España. El día 17 de agosto es la primera fecha clave del calendario postelectoral para conocer uno de los primeros enigmas de este inédito resultado de las elecciones que deja un ganador sin apenas posibilidades de formar Gobierno. La composición de la Mesa de las Cortes pondrá boca arriba muchas de las cartas que barajan los partidos.

Ni siquiera el desmarque premeditado de VOX va a conseguir allanar el terreno a Núñez Feijóo. Su apelación a la racionalidad de una clara victoria insuficiente no le sirve para convencer a un PNV desconcertante que tiene la llave del Gobierno pero que sigue alineado con Pedro Sánchez pese a la fidelidad que el PSOE está mostrando con Bildu en la antesala de unas elecciones autonómicas en el País Vasco dentro de unos meses. Pero esas componendas estratégicas tendrán su turno, mientras se decide quién presidirá el Congreso de los Diputados y cómo se conformará la Mesa a modo de muestrario de lo que será el futuro Gobierno.

El PSOE apela a la privacidad de sus negociaciones, que se resumen en pactar con el diablo que se llama Junts, es decir, los independientes más al extremo que conviven entre el victimismo de tener a su jefe fugado en Bruselas y el oportunismo de declararse dialogantes dentro de sus inevitables exigencias. Si los discípulos de Puigdemont siguen la estela de Bildu y Esquerra, como está previsto, se romperá el empate a 171 diputados que existe entre los bloques de derechas e izquierdas. Así está España, partida en dos políticamente y sin capacidad de generar un consenso de interés nacional, porque ese es el menor de los intereses que muestran los partidos. Los separatistas de uno y otro color ya han sugerido que no pasaría nada porque que el PSOE no presidiera la Mesa del Congreso y que esta situación inédita reflejaría la diversidad que existe hoy en la representación parlamentaria.

Si acudimos a la aritmética, es evidente que Sánchez puede mover sus piezas para encajar el puzzle previo a la investidura. Si el control de la Mesa es socialista, Feijóo habrá acabado su andadura como ganador de las elecciones y tendrá que refugiarse en la oposición, fuera de sus planes y pronósticos que le situaban como nuevo inquilino de La Moncloa.

Otra cosa es lo que venga después y, sobre todo, cuánto durará lo que venga después. Esta nueva legislatura no pinta bien en el sentido de cubrir todo su periplo. La amenaza de una moción de censura va a estar siempre latente, porque no olvidemos la capacidad del PNV de moverse a un lado u a otro en función de sus preferencias puntuales. Ahora que VOX apaga la voz de Espinosa de los Monteros, el contrapeso al poder va a estar exclusivamente en manos del Partido Popular, pero los pronósticos no le aventuran un protagonismo inesperado. La Mesa se constituirá y mostrará el guion de lo que será una invitación real al que pueda formar Gobierno. Y todos hay sabemos quién va a ser.

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