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Viviendas colaborativas para la tercera edad: Un nuevo enfoque para el envejecimiento

Solución residencial para una jubilación autónoma y de calidad

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Viviendas colaborativas para la tercera edad: Un nuevo enfoque para el envejecimiento
Teresa Sánchez
Teresa Sánchez
Lectura estimada: 4 min.

En la primavera de 2025 Salamanca contará con un nuevo edificio de viviendas colaborativas, similar al Victoria Adrados. De hecho ya han comenzado las obras de construcción de este nuevo centro en el barrio de Capuchinos que contará con 48 viviendas adaptadas para alquiler, con un presupuesto de 5 millones de euros. Pero, ¿en qué consiste y a qué se debe el auge y la apuesta por estas llamadas viviendas colaborativas?

Envejecer de manera independiente y rodeado de personas con intereses similares se ha convertido en una realidad gracias al surgimiento de las viviendas colaborativas para la tercera edad. Estas comunidades innovadoras ofrecen un entorno seguro y socialmente activo para los adultos mayores, brindándoles una alternativa a las residencias de ancianos tradicionales.

Desde hace tiempo se empezó a escuchar el grito pronunciado por muchos mayores españoles que buscaban otras opciones. Los asilos son lugares por lo general impersonales, donde el grado de dependencia es alto y donde todo está pautado. Además, muchas familias no pueden permitirse pagar esos lugares: una residencia privada puede a costar unos 2.000 euros al mes, y optar a una plaza pública es difícil.

La prueba de ese cambio de mentalidad es que más de la mitad de los españoles mayores considera poco probable terminar en un centro geriátrico, según un estudio realizado por la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP), una organización que agrupa a asociaciones de mayores de toda España. A los ancianos españoles el denominado 'cohousing' les parece la opción más deseable de pasar sus últimos años.

Este modelo de vivienda surgió en Europa, en países como Dinamarca y los Países Bajos con comunidades que han demostrado ser exitosas y sostenibles a largo plazo. En América del Norte, también se establecieron viviendas colaborativas, donde los adultos mayores encuentran una alternativa atractiva y enriquecedora para vivir en la vejez y en España, aunque aun en desarrollo y con ofertas que se pueden considerar todavía demasiado puntuales, está ganando terreno.

Y es que a medida que la población mundial envejece, cada vez más personas buscan formas de vivir de manera independiente pero también valoran la compañía y el apoyo mutuo de sus pares. Las viviendas colaborativas para la tercera edad han surgido como una respuesta a esta necesidad creciente. Estos proyectos de vivienda, también conocidos como 'cohousing senior' o 'viviendas compartidas', ofrecen una experiencia única que combina la privacidad de una vivienda propia con la comunidad y la conexión social.

Uno de los principales beneficios de las viviendas colaborativas es el envejecimiento en un entorno seguro y amigable. Los residentes pueden disfrutar de una vivienda privada, diseñada teniendo en cuenta las necesidades específicas de los adultos mayores, al tiempo que tienen acceso a espacios comunes para actividades sociales y recreativas. Esto les permite mantener una vida activa y participar en diversas experiencias compartidas.

Además, los expertos y las propias personas mayores señalan que las viviendas colaborativas fomentan el apoyo mutuo entre los residentes. La comunidad se convierte en una red de cuidado y compañía, donde los vecinos están dispuestos a ayudarse unos a otros en momentos de necesidad. Esto no solo reduce los sentimientos de soledad y aislamiento, sino que también proporciona un sistema de apoyo integral.

Una fórmula ideal para hacer frente a ese enemigo silencioso como es la soledad no deseada. Y es que España ha rebasado ya el umbral de los dos millones de personas mayores de 65 años que viven solas, y las proyecciones de población apuntan a que este colectivo no bajará del 28 % del total de habitantes en 2040.

El diseño de estas comunidades se adapta a las necesidades de los adultos mayores. Por lo general, incluyen instalaciones de atención médica cercanas, espacios al aire libre, jardines y áreas comunes para actividades como clases de yoga, talleres, comidas compartidas y reuniones sociales. Algunas viviendas colaborativas también ofrecen servicios adicionales, como transporte y programas de enriquecimiento, para mejorar aún más la calidad de vida de sus residentes.

MODELOS DE GESTIÓN Y DESAFÍOS

Los modelos de organización y gestión varían en las viviendas colaborativas. Algunas comunidades son autogestionadas por los propios residentes, lo que les permite participar activamente en la toma de decisiones y en la administración de la comunidad.

Otros proyectos pueden ser gestionados por organizaciones sin fines de lucro o empresas privadas, que brindan servicios y facilitan la creación de un entorno propicio para la colaboración y la participación.

Sin embargo, hay desafíos a superar en la implementación de este modelo. Uno de los principales desafíos es el acceso a la financiación para la construcción y mantenimiento de estas viviendas.

Además, encontrar terrenos adecuados y lidiar con la burocracia y los reglamentos locales puede ser un obstáculo. Es fundamental que los gobiernos y las instituciones se involucren y brinden apoyo para facilitar la creación y el desarrollo de estas comunidades. En algunos lugares ya ha encontrado el respaldo e incluso el impulso municipal. Un ejemplo es Salamanca donde ya funciona a pleno rendimiento un centro municipal integrado de este tipo -Victoria Adrados-, y se planea la construcción de un segundo gracias a la gran aceptación que ha tenido.

A pesar de los desafíos, el futuro de las viviendas colaborativas para la tercera edad se presenta prometedor. A medida que la conciencia sobre este modelo crece, es probable que más personas consideren esta opción para su envejecimiento. Además, la adaptación constante a las necesidades cambiantes de los residentes a medida que envejecen asegurará que estas comunidades sigan siendo relevantes y valiosas.

En conclusión, las viviendas colaborativas para la tercera edad ofrecen una alternativa emocionante y enriquecedora para aquellos que desean envejecer de manera independiente, pero no solos. Estas comunidades promueven una vida activa, socialmente conectada y de apoyo mutuo, brindando a los adultos mayores un entorno en el que puedan florecer y disfrutar de una vejez gratificante. Con el aumento de la demanda y el crecimiento continuo de estas viviendas, es hora de dar paso a una nueva forma de envejecer.

 

 

 

 

 

1 comentario

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usuario anonimo 8/14/2023 - 8:56:53 AM
Fenomenal para aquellos que están bien de salud y no necesitan cuidados especiales pues tus vecinos no pueden dártelos. Para vivir en comunidad y no estar solo, pero no es la "solución".Tendrán que existir centros que nos cuiden aunque no se llamen "residencias"
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