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De Carolina del Sur a Lisboa pasando por Salamanca: "La JMJ te enseña que no estás solo, que hay más jóvenes como tú"
Dos jóvenes cristianos cuentan su experiencia vital de camino a la JMJ a su paso por la capital charra
De la Iglesia Católica hay muchas noticias, normalmente malas (y con razón), pero no por ello se debe tapar a una parte, gran parte, de personas que también son Iglesia y que viven desde hace semanas y hasta el próximo domingo, 6 de agosto, la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. Más de un millón de fieles forman parte de la 'fiesta' que la capital portuguesa lleva celebrando desde el pasado martes, 1 de agosto, y que pretende ser "semilla del mundo del futuro".
Gracias a este evento de magnitud mundial, más de 10.000 jóvenes han pasado por Salamanca en su peregrinación, llenando la ciudad de cánticos, rezos y banderas de diferentes países e incluso continentes. La fe ha estado más presente que nunca en la capital charra, que también ha enviado a un total de 112 personas al país vecino.
Dentro de los muchos grupos a escoger, un grupo del Camino Neocatecumenal de Carolina del Sur, procedente de Denver nos acoge en la 'misión' preparada para su estancia en tierras charras, por la mañana han conocido parte de la ciudad, han visitado varias iglesias y han rezado en la catedral, por la tarde, desde el campo San Francisco, una misión y hoy rumbo a Lisboa.
Niria (27 años) y Ryan (22 años) han recorrido medio mundo para rodearse de jóvenes una vez más. Ella ya fue a la JMJ de Polonia con tan solo 20 años y él vive por primera vez una experiencia de este tipo. Ambos comparten un sentimiento de "soledad" previo a encontrar su lugar con respecto a la fe cristiana y a los valores que marcan un camino que ellos han elegido como modelo de vida.
"Me encontraba en un momento de depresión. Nunca me había sentido amada, ni por mis padres ni por mi hermano. Me sentía encerrada, pero cuando empecé a ir a catequesis me sentí amada. Ahí empecé a caminar. Cuando a los 20 años acudí a la Jornada Mundial y vi a tantos jóvenes, no me sentí tan sola. Mis amigas de la escuela no me entendían, pero después de Polonia me di cuenta de que no era la única", ha compartido en una entrevista con este medio.
Con lágrimas en los ojos, emoción y sentimiento que emanan de los ojos sin necesidad de palabra alguna, cuenta que sintió a Dios cuando se reconcilió con su hermano, cuando pidió perdón y fue perdona, cuando convive con jóvenes con las mismas experiencias... "todo ello me ayuda a seguir el camino". Y revela: "Si no fuera por todo esto, yo no estaría aquí, me habría suicidado; odiaría a mis padres, a mi hermano, hubiera acabado en la prostitución... no lo sé".
Por otro lado, Ryan recuerda un delito sexual que cometió cuando era menor, desde ese momento confiesa: "me condené": "Solo pensaba en corregir lo que hice y quería ser perfecto. Me reconcomía la situación, me sentía culpable, pensaba que ya nunca iba a merecer el amor. Estuve al borde del suicidio, pero encontré el perdón de Dios en la víctima. No entendía por qué me perdonaba y ahí encontré a Dios", afirma.
Perdonado por la víctima, Dios y por sí mismo, ahora es misionero siente que "ya no" está "solo": "Esta JMJ te hace saber que hay más jóvenes como tú, con errores, imperfectos, pero juntos. El mundo nos da una imagen de cómo debemos ser y a veces pensamos que no somos suficientes para ser amados, pero Dios nos acepta a todos".
"Estamos abiertos a lo que tenga que venir", finalizan.
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