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"La JMJ nos ayuda a dejar de tener miedo, a liberarnos de prejuicios y ser escuchados, a tener esperanza"
De Carolina del Sur a Lisboa pasando por Salamanca, el testimonio de una pareja americana sobre ser joven y cristiano en la actualidad
De la Iglesia Católica hay muchas noticias, normalmente malas (y con razón), pero no por ello se debe tapar a una parte, gran parte, de personas que también son Iglesia y que viven desde hace semanas y hasta el próximo domingo, 6 de agosto, la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. Más de un millón de fieles forman parte de la 'fiesta' que la capital portuguesa lleva celebrando desde el pasado martes, 1 de agosto, y que pretende ser "semilla del mundo del futuro".
Gracias a este evento de magnitud mundial, más de 10.000 jóvenes han pasado por Salamanca en su peregrinación, llenando la ciudad de cánticos, rezos y banderas de diferentes países e incluso continentes. La fe ha estado más presente que nunca en la capital charra, que también ha enviado a un total de 112 personas al país vecino.
Dentro de los muchos grupos a escoger, un grupo del Camino Neocatecumenal de Carolina del Sur, procedente de Denver nos acoge en la 'misión' preparada para su estancia en tierras charras, por la mañana han conocido parte de la ciudad, han visitado varias iglesias y han rezado en la catedral, por la tarde, desde el campo San Francisco, una misión y hoy rumbo a Lisboa.
John y Juliana son una pareja con seis hijos, uno de ellos todavía por nacer. El hablar con ellos emociona. Emociona verlos emocionarse. Ver cómo viven los valores de una religión, la cristiana, con la mayor humildad y entrega, con compromiso y verdad.
Por un lado, Juliana recuerda sentir dos versiones de sí misma, siendo capaz de encontrar su propio equilibrio bajo la fe cristiana. Por su parte, John no creció desde joven en la fe, sino que fue su mujer la que le inició dentro de una religión que ahora se ha convertido en su modo de vida. "Nuestro matrimonio ha pasado por muchos problemas", ambos lo reconocen y no lo esconden, pero hablan del reconocimiento de sus propios errores para volver a levantar su amor, sabiendo perdonar y pedir perdón. Mientras que ella habla de "máscaras", él hace lo propio de los "celos", para encontrar la solución en la "transparencia", la "confianza" y la mejora en el camino cristiano.
Las diferentes JMJ de las que han formado parte, incluyendo Madrid o Brasil, les han dado alas para formar su familia después de superar dos abortos naturales: "Nuestra primera JMJ fue en 2011, allí todavía teníamos dudas", pero pronto se disiparon, lo vivieron como un "milagro": su futuro hijo, que podría tener problemas de salud, no los tenía. "Ahí estaba Dios".
"Él venir nos ayuda a dejar de tener miedo, a liberarnos de prejuicios y ser escuchados", sentencian. "Te recarga las pilas. Ves a jóvenes de diferentes puntos del mundo que te enseñan que no estás solo, que no eres la única familia que todavía está casada, que tienen siete hijos... que hay muchos. Me siento atacada muchas veces por mi entorno, pero te anima y te da esperanza el ver esta parte del mundo. También es ver su alegría, como se comparte, como se ayudan entre los jóvenes".
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