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"Hay miles de factores que provocan el suicidio, pero nos interesa pensar que el origen es una enfermedad mental"

Salamanca ha celebrado la Segunda Jornada Internacional de Prevención del Suicidio. Daniel López, psicólogo y responsable de Papageno analiza la situación actual

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"Hay miles de factores que provocan el suicidio, pero nos interesa pensar que el origen es una enfermedad mental"
Daniel López, psicólogo y coordinador de la Asociación Papageno
María  Pedrosa García
María Pedrosa García
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La forma en la que comunicamos importa. Sea quien sea el agente emisor, su capacidad de comunicar influye en el interlocutor hasta el punto de hacerle cambiar su opinión o incluso su conducta. Siendo así, ¿cómo podemos hablar del suicidio? ¿Sigue siendo un tema tabú? ¿Debe de mantenerse en silencio? Son muchos los interrogantes, poca la información que hasta el momento se ha tenido al respecto. Sin embargo, desde agrupaciones como Papageno, Asociación de Profesionales en Prevención y Posvención del Suicidio, tratan de visibilizar y dar herramientas para resolver tales dudas. Se parte de la siguiente premisa: "Hablar del suicidio es una de las medidas más efectivas para controlarlo, pero no todas las formas de comunicar sirven para este objetivo". 

El pasado 10 de marzo, Salamanca se convirtió en escenario del segundo Encuentro Internacional dedicado a la prevención del suicidio; contando con profesionales como Daniel López, psicólogo y presidente de Papageno, que en una entrevista con Tribuna de Salamanca establece los límites de la comunicación sobre el suicidio, que emerge en la actualidad como "un fenómeno mal comprendido". "Hemos pasado de no hablar del tema para evitar el efecto contagio a hacer todo lo contrario: hablamos en exceso". 

¿Cómo se consigue el equilibrio? "Dentro de los medios de comunicación se deberían evitar los intentos de suicidio. No es noticia. O cuando hay una excesiva repetición de suicidios que tienen cierta repercusión social como los que han ocurrido últimamente, o de personas famosas. Parece que todo vale con un supuesto valor preventivo, cuando los profesionales sabemos que eso no es realista", explica. 

¿Hablas de sensacionalismo? "Efectivamente. Desde Papageno hemos elaborado un manual que se basa en la empatía. Esto es, cuando comunicamos, sea desde el ámbito que sea, debemos tener cierta empatía hacia la familia, hacia las personas que se ven afectadas y creo que eso nos salvaría de todos los errores que estamos cometiendo. Qué objetivo tengo, ¿informar o atraer? Hay que hablar siempre con responsabilidad, sobre cualquier tema", añade. 

¿La irresponsabilidad en su tratamiento conlleva el efecto contagio? "Sí. Cuando nombras un nombre concreto o un método concreto, estás dando ideas y provocando cierta vulnerabilidad en un colectivo concreto. También cuando se da voz a personajes famosos ídolos de masas o cuando emerge el suicidio de forma heroica y romántica. Se aporta a veces un tinte amarillista que llega atraer. Yo he llegado a leer una noticia titulada 'la muerte dulce'; una manera de morir de una pareja. Imagínate lo que puede suponer eso en un niño de 15 años. Puede querer hacerlo por ser y sentirse más especial. Eso pasa mucho a día de hoy con las autolesiones. Son actos de imitación. Hay casos de suicidio de adolescentes fruto del querer hacerse ver dentro de su grupo. Es en lo que estamos educando a los adolescentes estos días", relata. 

Más allá de los medios de comunicación, la información es accesible a través de redes sociales, en el hogar, el colegio... todos somos comunicadores¿Está la sociedad informada sobre la prevención del suicidio? "Para nada. Creo que ni siquiera los profesionales. Seguramente, yo tenga mis propios mitos. Nos queda muchísimo por andar, porque nos hemos criado en un ambiente donde del suicidio no se ha hablado. Era algo de lo que no se hablaba. No se comentaba. No estamos preparados para hablarlo, pero tampoco para escucharlo. Nuestra sociedad persigue el edonismo. Hay que recuperar la comunicación cara a cara", advierte. 

¿Cuáles son los indicios que nos pueden poner en alerta de una intención de suicidio de una persona cercana? "Si una persona adulta o adolescente te habla sobre sentimientos relacionados con sentirse solo, un estorbo o una molestia; hacer comentarios sobre la muerte de forma reiterada; hacer un testamento rápido; recoger las pertenencias; hablar del suicidio de otras personas como algo romantizado... hay que preguntar directamente: ¿cuándo me hablas de esto es porque quieres hacerte daño? ¿estás mal? En general, debemos aprender a escuchar. Cuando quiero algo de ti no quiero que me des la solución a mis problemas, solo quiero tener a alguien que me escuche y me dedique tiempo. He llegado a conocer a gente que no se ha suicidado porque tenía un gato", recomienda. 

En relación a la educación en los colegios, ¿es necesaria la figura de un psicólogo? "Claro y hay centros en los que se están adelantando. En relación al suicidio, es necesario hablar del tema de la muerte en las aulas. No hay que traumatizar, sino normalizar el concepto de muerte y sus características. Además, también se necesita apoyo psicológico para los profesores, el estrés está repercutiendo en ellos. Los profesores tienen que aprender, claro. Necesitan para enfrentarse a ello", dice. 

LA SALUD MENTAL DESPUÉS DE LA PANDEMIA

Decíamos que íbamos a salir más fuertes, pero se intuye el efecto contrario"Creo que hemos salido, ya está. Esto ya se veía venir. En 1917, tras la pandemia hubo una crisis de suicidio y eso se sabía y se avisó. También es cierto que la situación no es tan caótica como nosotros la hacemos ver. No es la vez en la que más adolescentes se han suicidado en España, lo que pasa es que hace 15 años tú te lo callabas, pero ahora no estamos dispuestos. Hay un repunte, sí, que refleja un problema actual en los adolescentes y la soledad no deseada entre los ciudadanos". 

Parece que el suicidio conlleva un trastorno de la salud mental, pero... ¿cuántos factores pueden llevarte a esa situación límite? "Miles, pero a nosotros nos interesa pensar que el que se suicida tiene una enfermedad mental, porque ni la enfermedad mental es mi problema, ni el suicidio es mi problema. Y encima siempre hablamos de problemas 'graves', por lo que decimos que no nos compete y lo podemos enterrar. De hecho, cuando te toca en tu familia, siempre decimos eso de nunca llegué a pensar que iba a ocurrir en mi propia casa", responde. 

 

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