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Cumbre Sánchez-Mañueco: una oportunidad única

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Tribuna
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La semana que acaba ha propiciado un anticipo del encuentro que Pedro Sánchez mantendrá este próximo jueves con Alfonso Fernández Mañueco. La cita entre los presidentes del Gobierno de España y de Castilla y León, respectivamente, ha tenido un aperitivo con la apertura de la línea de Alta Velocidad entre Madrid y Burgos que reunió en el mismo tren a los mandatarios políticos con el Rey Felipe VI. Ya le avanzó algo Fernández Mañueco a Sánchez en los discursos protocolarios, pero el tono del encuentro en Moncloa se aventura diferente.

El Gobierno de Castilla y León, en coalición con VOX, camina en una senda de la normalidad alterada por los desajustes públicos de la formación verde. La mayoritaria facción del Partido Popular en el Ejecutivo ha sabido mantener una línea homogénea tanto de actuación como de declaraciones, frente a la palpable descoordinación que muestran los representantes de VOX. Esto ha supuesto un reforzamiento de los populares, avalado por encuestas internas que ya reflejan esa satisfacción en forma de porcentaje de apoyo. A las puertas de abrir un curso electoral clave para el PP de Castilla y León ante una expectativa de reforzamiento general, el escaparate de La Moncloa es una oportunidad que el presidente autonómico no puede desaprovechar. Enfrente, un Sánchez en plena reconstrucción de un PSOE desconcertado, azotado en su feudo histórico de Andalucía y con la amenaza de Feijoó como alternativa de cambio real.

Los incendios que ha sufrido la Comunidad han quemado hectáreas, ilusiones, se han perdido vidas humanas, pero también han encendido la mecha de la confrontación política. Cuesta entender por qué no existe un consenso para coordinar operativos, acciones, actuaciones y previsiones. Por eso, la creación de una Mesa Nacional que solicita Fernández Mañueco, está cargada de razones y, también, le lanza un mensaje a su socio de VOX que ha declarado "insuficientes" los recursos destinados a su extinción en otra salida del carril convencional por el que debería recorrer en su andadura como socio de un Gobierno autonómico.

No será la única petición de coordinarse con el Gobierno Central en diferentes materias. Sanidad, infraestructuras, una EBAU única, la financiación autonómica y un mapa del transporte después del amago del Gobierno de dejar sin servicio 346 paradas de autobuses en las concesiones de las líneas rurales, son otras prioridades que Mañueco llevará a su cita en Moncloa.
La reunión con Sánchez le ofrece a Fernández Mañueco una ocasión clara de mostrarse como un líder reivindicativo con su Comunidad, un barón de referencia en el Partido Popular y un presidente implicado en la gestión por encima del exhibicionismo de marketing que parece imponerse en la política de ahora, de corto recorrido, tuits o impactos.

El momento político es clave. A Pedro Sánchez le empiezan a fallar sus previsiones, como ha demostrado en esta urgente remodelación del PSOE. Incluso el CIS ya recoge las nuevas tendencias porque la crisis que hundió al PP de Pablo Casado ha transformado a los populares hasta el punto de convertirse ahora en una seria opción de Gobierno. Impensable hace unos meses, el efecto Feijoó se impone en tiempos de incertidumbre económica, amenazados por una recesión, con la inflación disparada y los tipos de interés de nuevo al alza. Un escenario revuelto al que se sube Fernández Mañueco para recordarle a Sánchez que hay más vida después del túnel de Guadarrama.

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