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La fe se refugia de la lluvia en la Catedral: oración ante el Cristo de la Agonía Redentora en su V Centenario

Aunque el cielo se mostró adverso, la fe encontró refugio en la Catedral Nueva, donde la devoción al Cristo de la Agonía Redentora brilló con fuerza

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Fotos: Fernando Pena
Tamara Navarro
Tamara Navarro
Lectura estimada: 2 min.
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La tarde del 8 de marzo de 2025, Salamanca se preparaba para un acto de profunda devoción: el Vía Crucis presidido por el Cristo de la Agonía Redentora, en conmemoración de su V Centenario. Sin embargo, la adversa climatología, marcada por lluvias persistentes y fuertes vientos, obligó a la Junta de Semana Santa a suspender el traslado procesional de la venerada imagen desde la Catedral Nueva a la Catedral Vieja.

A pesar de las inclemencias, la fe de los salmantinos no se amilanó. El rezo del Santo Vía Crucis se llevó a cabo en la majestuosidad de la Catedral Nueva, donde cientos de fieles se congregaron para acompañar al Cristo de la Agonía Redentora. La imagen, que este año celebra cinco siglos de historia y devoción, fue el centro de una ceremonia cargada de recogimiento y espiritualidad.

La Sección Musical de la Real Cofradía de Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora aportó solemnidad al acto con sus interpretaciones, mientras que el Coro Quartetto elevó las plegarias con sus cantos.

 

 

La comunidad cofrade, junto a las 18 cofradías y hermandades de la ciudad, mostró una vez más su capacidad de adaptación y su compromiso con las tradiciones religiosas, demostrando que, incluso cuando el cielo se muestra adverso, la fe encuentra refugio y se manifiesta con igual fervor.

Este Vía Crucis, aunque marcado por la ausencia del recorrido procesional por las históricas calles de Salamanca, reafirmó la devoción de una ciudad que, desde hace siglos, vive intensamente su Semana Santa.

La celebración en la Catedral Nueva permitió a los fieles experimentar una cercanía íntima con el Cristo de la Agonía Redentora, recordando que la verdadera procesión se lleva en el corazón de cada creyente.

Así, bajo cielos inciertos, la luz de la fe brilló con fuerza en el interior de la Catedral Nueva, iluminando los rostros de quienes, con oración y canto, celebraron el V Centenario de una imagen que sigue siendo símbolo de esperanza y redención para Salamanca.