La Real Cofradía Penitencial del Cristo Yacente: una madrugada del Jueves Santo de silencio, devoción y tradición

La restauración del Cristo de la Agonía Redentora y el solemne recorrido por la ciudad marcan una de las procesiones más emblemáticas de la Semana Santa salmantina

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La Real Cofradía Penitencial del Cristo Yacente: una madrugada del Jueves Santo de silencio, devoción y tradición
Cristo de la Agonía Redentora
Tamara Navarro
Tamara Navarro
Lectura estimada: 2 min.

La madrugada del Jueves Santo en Salamanca será testigo de una de las procesiones más imponentes y de mayor carga espiritual de la Semana Santa: la Real Cofradía Penitencial del Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora. A la medianoche, la ciudad se sumirá en un profundo silencio para acompañar a las imágenes más veneradas de la cofradía, el Cristo de la Agonía Redentora (1525) y el Santísimo Cristo Yacente de la Misericordia (1991), mientras avanzan por las calles llenas de historia y devoción.

Esta procesión, de un recorrido de aproximadamente tres horas y media, tiene un protagonismo especial este año gracias a la restauración del Cristo de la Agonía Redentora, que celebra su 500 aniversario. Un acto que no sólo respeta el legado artístico y religioso de Salamanca, sino que también fortalece el vínculo entre los salmantinos y su profunda fe.

La salida de la procesión está marcada por un solemne ritual: el alcalde de la ciudad toma promesa de silencio a los habitantes en el atrio de la Catedral Nueva, y el capellán de la cofradía lo hace con los cofrades. Este gesto simboliza el inicio de una caminata de recogimiento, penitencia y oración, que se convierte en un momento de unión comunitaria en torno a la Pasión de Cristo.

Acompañados por la Agrupación Musical del Cristo Yacente y la Banda de Música del Regimiento de Ingenieros, los pasos recorren los lugares más emblemáticos de Salamanca, entre ellos la Plaza de Anaya, Calle Tostado, San Pablo, y la Plaza del Poeta Iglesias. Cada uno de estos rincones de la ciudad se impregna de una atmósfera única, donde la música, los pasos lentos y la reflexión profunda se funden en una experiencia mística que trasciende más allá de la imagen y el sonido.

Con esta procesión, la ciudad revive no solo el sacrificio y la Pasión de Cristo, sino también su historia, cultura y una tradición que permanece viva a través de los siglos. La Real Cofradía Penitencial del Cristo Yacente no es solo un acto religioso, si

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