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La mágica noche de San Juan ilumina el barrio del Zurguén en Salamanca
Todos alrededor de la hoguera que es el corazón de la celebración, el elemento central que simboliza la purificación y el renacer
En Salamanca, como en muchas otras partes de España, la noche del 23 de junio se viste de magia y tradición para celebrar la hoguera de San Juan. Uno de los lugares más emblemáticos para vivir esta festividad es el barrio del Zurguén, donde los lugareños y visitantes se congregan para disfrutar de una velada llena de alegría y encanto.
Con el sol poniente tiñendo el horizonte de tonos dorados y naranjas, el ambiente en el barrio del Zurguén comienza a animarse. Los vecinos se preparan pensando en aquello que toca quemar, aunque sea de forma metafórica, porque el Ayuntamiento ya dejó claro que madera y cartón es lo que acepta esta hoguera que trata de evitar cualquier accidente si se arrojan otros materiales.
A medida que avanza la tarde se empieza a observar ya el material que formará esta hoguera que es el corazón de la celebración, el elemento central que simboliza la purificación y el renacer. En ella se despositan los malos recuerdos y deseos negativos, dejando que las llamas los consuman y abriendo paso a nuevas ilusiones y esperanzas.
La hoguera cobra vida al llegar la medianoche. Las llamas crean una danza hipnótica que atrae a los presentes, quienes se reúnen alrededor en círculo, entrelazando sus manos mientras suenan algunos de los instrumentos como guitarras o panderetas que han amenizado los momentos previos creando una atmósfera llena de energía y algarabía.
Una vez que la hoguera ha cumplido su propósito de purificación, la celebración continúa y en algunos casos se dejan oir las historias y leyendas de San Juan.
¿POR QUÉ LAS HOGUERAS?
La tradición de las hogueras en la noche de San Juan tiene sus raíces en antiguas celebraciones paganas que se remontan a tiempos ancestrales. A lo largo de la historia, esta festividad ha estado relacionada con el solsticio de verano, que ocurre alrededor del 21 de junio en el hemisferio norte.
Antes de la cristianización de Europa, muchas culturas paganas celebraban el solsticio de verano como una festividad importante. Esta fecha marcaba el punto álgido del verano, el día más largo del año y el inicio de la cosecha. En estas festividades, se encendían hogueras para rendir homenaje al sol y alejar los malos espíritus.
Cuando el cristianismo se estableció en Europa, la Iglesia adoptó muchas tradiciones paganas para facilitar la conversión de la población. En el caso de la festividad del solsticio de verano, se fusionó con la celebración del nacimiento de San Juan Bautista, que según la tradición cristiana nació el 24 de junio. Así, las hogueras y las festividades paganas fueron adaptadas y vinculadas a la figura de San Juan.
La noche de San Juan se convirtió en una festividad cristiana en honor a San Juan Bautista, pero conservó elementos de la antigua tradición pagana de encender hogueras. En esta fecha, las personas se reúnen alrededor de las hogueras, saltan sobre ellas y realizan rituales para purificarse, alejar los malos espíritus y atraer la buena suerte. Además, se suelen realizar fiestas, danzas y otros eventos para celebrar la llegada del verano.
La tradición de las hogueras en la noche de San Juan es especialmente arraigada en países como España, Portugal, Brasil, Suecia y otros lugares con influencia cultural europea. Cada región tiene sus propias costumbres y rituales asociados a esta festividad, pero todas comparten el elemento común de encender hogueras para celebrar el solsticio de verano
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