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El curso de defensa personal, una herramienta de "empoderamiento" para poder ir "tranquila" por la calle
La iniciativa propuesta por el Ayuntamiento de Salamanca cuenta con lista de espera. Una demanda masiva que refleja un problema en la sociedad
20 de marzo. Cursos de defensa personal para mujeres en la Casa de Ayuda Clara Campoamor. Alrededor de 20 mujeres escuchan con especial atención las instrucciones de Simón y Ángela, policías locales especialistas en la defensa personal, autoprotección e intervención policial en la defensa de mujeres. Es la tercera de las seis clases a las que acudirán y Simón les dice que aprenderán a saber actuar ante agresores con armas de fuego, cuchillos o cualquier otro material punzante. Ellas atienden para después ponerlo en práctica por parejas. En el ambiente, se palpa cierta 'sororidad', con mejores y peores historias a sus espaldas, el espacio se convierte en un lugar en el que abrirte, en el que empoderarte, en el que gritar al mismo tiempo que golpeas un guante de boxeo. Y en ese grito.... hay una respuesta a inseguridades acumuladas, al miedo.
Lo primero que aprenden es a que no deben hacer, pequeñas situaciones, que para algunos puedes pasar desapercibidas, pero que suponen el pan de cada día para tantas otras; ¿qué es mejor subir por la escalera o por el ascensor al llegar a casa? "Todas estas cuestiones se les explican sin necesidad de entrenamiento", pero se va un paso más allá. ¿Qué opciones tengo si me agarran del cuello? "Demostramos que hay posibilidades de salir de esa agresión y concienciar de que el entrenamiento puede llevar a mejorar", explica Simón.
Las clases se desarrollan en torno a seis verbos.
1. Evitar. Basado en medidas de autoprotección.
2. Control del estrés. Se enseña a mantener la calma y controlar la mente, aspecto fundamental para el siguiente paso.
3. Valorar la situación. ¿Merece la pena un enfrentamiento? En el caso, por ejemplo, de un intento de robo en plena calle, se puede valorar el riesgo.
4. Toma de decisiones. Una vez que se ha analizado el contexto, se trabaja en la toma de decisión, que pude llevar a ceder, lo que "no significa perder", o repeler a través de técnicas de autoprotección.
5. Huir. El penúltimo paso del proceso, aunque el último frente al agresor es el de huir. Hay que escapar.
6. Denunciar. Una vez que se ha producido la agresión es conveniente la formulación de una denuncia ante la Policía, para tener "constancia" de que los hechos han ocurrido, "incrementar la vigilancia" o "localizar los posibles autores".
De vez en cuando, alguna pregunta. Y entre las cuestiones se puede entrever una realidad; la que algunas, que no todas, han vivido o siguen viviendo. Una que identificaron o comienzan a identificar y que encuentra una respuesta en estos cursos.
UNOS CURSOS DE "DESAHOGO"
"Cuando llegas hasta aquí, cuando ves a personas que están como tú, que te ríes con ellas y te abres... para mí es un mundo. El poder hablar, dialogar y demás, te desahogas y lo ves de otra forma. Estos cursos, estas clases, me ayudan a tener mi mente tranquila, porque te desfogas también, piensas y te ayudan a meditar", cuenta Gema, quien en paso más del proceso de "volver a nacer", decidió acudir al curso de defensa personal ofertado por el Ayuntamiento para poder "tener seguridad" en sí misma e "ir tranquila por la calle".
Gema señala lo físico pero, sobre todo, la importancia de la mente, de mantener la calma, en un momento en el que tu cuerpo te invita al 'modo bloqueo': "Lo psicológico es primordial. Si tu mente no está bien, si no está calmada es un caos. Son situaciones en las que tienes que aprender a calmarte y respirar. Nos están enseñando. Hay unos pasos que tienes que seguir porque la mente juega muy malas pasadas. También te enseñan a observar".
LA NECESIDAD DE ESTOS CURSOS
No solo se han conseguido cubrir las plazas, sino que además, hay una larga lista de espera. ¿Cuáles son los motivos? "Por un lado, la defensa física y, por otro lado, la seguridad del saber defenderte. Además, la parte psicológica basada en el empoderamiento, del yo puedo, del sentirme protegida por mí misma y sin que nadie me tenga que defender", señala Ana Hernández, psicóloga del Centro de Ayuda a la Mujer.
¿La demanda es una evidencia de un problema social? "Es evidente que nosotras vamos más inseguras. No importa la generación. Todas vamos con miedo por la calle. Pasamos situaciones tensas. Y, en concreto las mujeres mayores pasan mucho miedo", finaliza.
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