'Una imagen vale más que mil palabras', ya lo dice el refrán y también esta humilde periodista después de recorrer una auténtica obra de arte que cuenta de cerca las historias de pacientes, familiares y profesionales tras la irrupción de la pandemia Covid en el Hospital de Salamanca.

Detrás del objetivo la fotógrafa salmantina Solete Casado Navas. Cada mirada una historia, un gran esfuerzo de mucha calidad. Prácticamente, una edición de lujo, un viaje secreto a la vida que un día nos tocó compartir y sufrir a todos. 'Protagonistas COVID-19: Lugares y personas en el Hospital'.

La enfermedad, la muerte y la esperanza en estado puro. Un despliegue fascinante de 60 miradas que, por supuesto, son recíprocas y sostenidas. Un proyecto que surgió desde la dirección médica del Complejo Asistencial, al estilo de la ya existente en el World Trade Center donde se homenajea a las víctimas del atentado terrorista a las Torres Gemelas donde murieron miles de estadounidenses.

"Queríamos hacer unas fotos de manera inversiva para recordar más tarde como cambian los espacios y las personas". La vida se paró el 14 de marzo de 2020, "se planteó al IBSAL traer a un profesional de la fotografía para que hiciera un seguimiento de manera interna de lo que estaba ocurriendo, pensando en el futuro hacer una exposición con ese material", explican. 

Como testigo de primera mano, Solete Casado expresa o libera el dolor y la felicidad mediante la creatividad. Hoy, su trabajo se puede recorrer por un amplio y luminoso pasillo ubicado en el pasillo central de acceso a las plantas de hospitalización, en la primera planta, cerca del hall principal. Todo está pensado, la ubicación hacia el exterior y la luz. Un tándem perfecto para que todo aquel que lo desee pueda disfrutar de este recorrido emocional, "el recuerdo de la primera ola del Covid". 

Fotos que marcan el tiempo, en blanco y negro, operaciones, ingresos, altas hospitalarias, aplausos, gorros, Epis... fotos que han marcado la vida de muchos, que guardan sus historias como un tesoro y que ahora podemos recordar. Un trabajo arduo, de horas, "mañana, tarde y noche trabajando codo con codo con la dirección médica que fue marcando las directrices". 

Miles de imágenes, "muchas se han quedado fuera" pero que forman ya parte del archivo que quedará para la historia de este lugar, testigo del dolor y la esperanza de la sociedad.

El material elegido para la ocasión es el aluminio, "cada una de ellas con un tamaño de 1,20 X 80 cm". Tan sólo una, quizás la que abre paso a la vida de nuevo y que cierra la brillante exposición, tres metros de largo, una potente fotografía de un parto, un bebé unido todavía a la madre por el cordón umbilical que llega a dar luz entre tanta oscuridad. 

Su mirada abre la muestra desde una puerta con cortinas donde empieza la pesadilla de la pandemia. La vida paró y así lo refleja el puesto de la ONCE, ubicado en el acceso al Hospital Clínico, una imagen del día 19 de marzo. Le sigue una UCI Pediátrica reconvertida en una UCI para adultos, un profesional con los sentimientos a flor de piel, sus protagonistas, cómo trabajaron...

Todas las fotos tienen el mismo peso y así lo ha querido reflejar la mirada de la artista. El orden da igual entre tanto desorden de la vida, avanzando, la emoción de quien ahora escribe estas letras está a flor de piel. Operaciones, UCIS, decúbito prono, ventilación mecánica, una mano agarrada a la fe... la dureza es extrema. 

Pero entre tanto dolor, nos encontramos una mano con flores, el nivel emocional se supera cuando una enfermera sale todos los días a por margaritas para regalar a sus pacientes. Un abuelo enseña a sus nietos en fotos que guarda con las manos bien apretadas, una mujer acompaña del brazo orgullosa a su marido mientras le dan el alta... un recorrido que, por ahora, lucirá de forma indefinida en el hospital con el objetivo de que pueda convertirse en itinerante en el futuro.

Se ha de dejar constancia de esta pandemia. Se debe recordar y conservar la memoria colectiva de Salamanca. Este acontecimiento es uno de los más trágicos e importantes en la historia del país y del mundo. Sí, hay vida después de la tragedia. A la 'poesía' la inspira la destrucción.