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La mujer que sobrevivió al tiroteo de Garrido vive con una bala alojada en la cabeza y ya no puede cuidar de su hijo

Durante su relato ha asegurado, además, que tiene que volver a pasar por quirófano porque no tiene hueso en la mandíbula

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La mujer que sobrevivió al tiroteo de Garrido vive con una bala alojada en la cabeza y ya no puede cuidar de su hijo
El acusado bajando del furgón de la Guardia Civil (Foto: Arai Santana)
Tamara Navarro
Tamara Navarro
Lectura estimada: 3 min.
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Segundo día de celebración del juicio por el crimen de Garrido, uno de los más trágicos que se recuerdan en la capital de Salamanca desde hace años. En el día de ayer era el acusado, E. Y. D. el primero en declarar ante el juez en la Audiencia Provincial asegurando que "no" recordaba nada aunque sí reconocía los hechos ante las evidentes pruebas

Aseguraba además, tener la pistola para "suicidarse", ya que no quería seguir "sufriendo" en la vida. Además, pidió perdón a las víctimas y a sus familiares. También ha pedido perdón a su familia por estas sufriendo "lo indecible". 

Hoy, pasadas las 9.30 horas, ha sido el turno de declaración para la mujer tiroteada en la madrugada del 28 de agosto de 2021, María Belén R., junto con el varón herido de muerte. Durante su relato, ha asegurado acompañada en todo momento por una psicóloga, "no me acuerdo de nada, no me acuerdo ni de haber dejado a mi hijo con su padre". 

Recuerda que se encontraba con sus amigos celebrando su cumpleaños en un bar. "Le comenté al camarero que no quería tomar nada con él", refiriéndose a la persona que después les disparó. 

"No recuerdo nada", dice, mientras el Ministerio Fiscal le pregunta sobre si recuerda el momento en el que recibieron los disparos. "No he podido volver a trabajar, me falta un dedo". Antes se dedicaba a limpiar casas.

Su hijo tiene una discapacidad, "vivíamos juntos, pero ya no puedo cuidarlo. Va a comer donde mis padres conmigo, pero tiene que estar alguien conmigo ya no puedo estar sola con él", ha lamentado. 

Todavía tiene alojada en la cabeza una de las balas que recibió aquella fatídica noche"no me la pueden quitar porque no se sabe lo que puede pasar". Le falta, además, el hueso de la mandíbula y tiene que volver a pasar por quirófano, "solo como papillas y yogures". A día de hoy tiene una discapacidad del 78%. 

En segundo lugar ha declarado la amiga que esa noche acompañaba a las dos víctimas, "se acercó a invitarnos a una copa, le dijimos hasta tres veces que no queríamos". Aun así, "se sentó con nosotros a conversar. "Tampoco pensamos nada grave"

El empleado del local le tuvo que llamar la atención, "estaba especialmente interesado en Belén. Le estaba tirando los tejos. Estuvo una media hora sentado". Lo recuerda "alto, fuerte y moreno". 

Como ya era tarde, "nos levantamos y nos fuimos. Me acompañaron a casa. Él se quedó allí pero nunca vimos que nos seguía, íbamos conversando. Fumando un cigarro... en ningún momento sospechamos. Abrí la puerta de mi casa y no sé nada más". 

Lo que sí ha aclarado que "no estaba borracho ni drogado, estaba completamente normal. Hablaba con normalidad y se movía con normalidad".  

 

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