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El acusado del asesinato en Garrido "no" recuerda qué pasó y pide perdón a "víctimas y familiares"
La Fiscalía asegura que el acusado se encontraba en "plenas facultades" en el momento de los hechos
"Pido perdón a las víctimas y a sus familiares. También a mi familia que está sufriendo lo indecible". "Si hubiera sido consciente no estaría aquí". No recuerda lo que hizo, "pero con las pruebas que me ha presentado mi abogado son obvias, no quería hacerlo".
Esas son las primeras palabras pronunciadas por Emilio D.Y., el vigilante de 32 años detenido por matar a tiros en el barrio salmantino de Garrido a un hombre de 52 años y dejar gravemente herida a una mujer de 53 años que se encontraban celebrando un cumpleaños en un bar, tras dar comienzo su declaración ante el juez en la Audiencia provincial de Salamanca.
"Me encontraba fatal, me tomé la medicación psiquiátrica, bebí alcohol, me metí dos rayas de cocaína, estaba harto... salí de casa para suicidarme. En días anteriores ya lo había intentado, apreté el gatillo pero no funcionó", ha asegurado.
El joven de 32 años, que ha declarado tras la constitución del jurado popular, no sólo ha reconocido los hechos sino que afirma ser el hombre que aparece en los vídeos que se han visualizado durante la vista oral.
Respecto a la noche de los hechos "no recuerda" nada de lo que ocurrió en el bar, "no es propio de mi esa actuación, en mi mente hay luces de color rojo y flashes...", pero no consigue recordar si llevaba encima el arma, "parece evidente, la llevaría".
Sobre si disparó a las víctimas, "no lo recuerdo, jamás haría eso". Por aquel entonces no tenía licencia de armas, "teniendo amplia experiencia, además había superado un grado profesional de vigilante" y estando "en plenas facultades mentales", según la Fiscalía.
"Se les tiroteó por la espalda y a 1,5 de distancia, sin posibilidad de defensa alguna". El hombre fallecido llegó a recibir hasta cuatro disparos. En lo que se refiere a la mujer que quedó herida, presentaba dos.
En una fotografía que le han mostrado durante la celebración del juicio, de apariencia totalmente oxidada, el acusado ha dejado claro que era suya. "Ya la había utilizado días anteriores para suicidarme, pero no funcionó". "Las pruebas están ahí, probablemente disparé".
Sabe que es delito tener pistola sin tener permiso de armas, "me la dio un amigo para que se la limpiase y se la enjabonase". Cargó, al menos, 11 balas, "es el acto de alguien que está loco, habla por sí solo. Alguien que está bien no dispara contra otras personas".
El acusado se enfrenta a una condena de 36 años de prisión que le pide el fiscal, además de, 14 años de libertad vigilada, diez años de alejamiento, diez años de destierro y 472.918 euros de indemnización, 78.744 para la mujer tiroteada y el resto para la familia del varón asesinado.
En este sentido, la defensa "está disconforme" con la petición de Fiscalía. Reconocen que el acusado "se sentó en la mesa donde estaban las víctimas, el camarero le llamó la atención, pero, debido al estado de embriaguez en el que se encontraba".
También confirman que iba caminando con un arma "totalmente oxidada". "No recuerda lo sucedido aquella noche, salió después de consumir alcohol, tomar pastillas y estupefacientes así como cocaína". Posteriormente, "salió con un arma corta, lo que también suponía un peligro para él mismo debido a su estado mental".
Dicen que "no es consciente de lo que ocurrió, no se explica lo que pudo pasar, él solo quería suicidarse, pide que se utilicen todos sus bienes para reparar el daño causado". Además, piden que ingrese en un centro psiquiátrico para cumplir la condena que le sea impuesta. "Necesita una ayuda psiquiátrica".
Por su parte, la acusación particular pide para E. D. Y. 41 años y 6 meses de prisión por dos delitos de asesinato; uno de ellos en grado de tentativa. Y por tenencia ilícita de armas. "Se sentó con ellos aunque no querían que se sentara... tampoco querían bebidas y se las llevó".
El juicio continuará mañana con la testificación de la mujer herida de gravedad que consiguió sobrevivir a este trágico suceso así como las manifestaciones de los policías que estaban de servicio aquella noche fatídica. En la sesión del jueves tendrá lugar el análisis de los peritos. El juicio se extenderá hasta el 18 de noviembre.
Por su parte, la acusación particular pide para E. D. Y. 41 años y 6 meses de prisión por delitos de asesinato; uno en grado de tentativa y otro por tenencia ilícita de armas. Cabe recordar que será juzgado por un jurado popular que se constituirá antes de que el acusado de su declaración ante el juez.
LOS HECHOS
El tiroteo se produjo sobre las 2.30 horas del pasado 28 de agosto de 2021, en la calle Isaac Peral en el barrio de Garrido, cuando un hombre disparó por la espalda a otro, que murió en el acto, y a una mujer, que quedó herida de "extrema gravedad". Vestía pantalón vaquero y camiseta negra de manga corta.
Según el auto judicial el supuesto autor del tiroteo conoció a las dos víctimas, a la que acompañaba otra mujer, en un bar en la calle Juan de Villoria, donde invitó a las dos mujeres a una copa y que, aunque no aceptaron la invitación, acabó sentándose junto a ellas. El hombre después detenido se dirigió "de forma insistente y molesta" hacia la mujer que posteriormente resultó herida.
Sobre las 2.10 horas, las dos mujeres y el hombre salieron del bar y el acusado se marchó detrás de ellos, "siguiéndolas a cierta distancia y por la espalda" y mientras "sujetaba o manipulaba con su mano derecha una pistola que llevaba en su cintura".
En el camino, una de las dos mujeres se fue a su casa, mientras que la otra caminaba junto al hombre que después resultó fallecido y, al llegar al número 10 de la calle Isaac Peral, el supuesto autor "disparó primero al varón y después a la mujer, y, una vez que ambos cayeron al suelo, continuó disparando a cada uno de ellos en varias ocasiones".
En su huida, se deshizo en un contenedor de la pistola y de la camiseta que llevaba puesta, aunque posteriormente fueron localizados en el Centro de Tratamientos de Residuos de Gomecello, en Salamanca.
El investigado ha asegurado no conocer a las víctimas ni se ha reconocido en las imágenes que el juez le ha mostrado de varias cámaras de vigilancia. Además, ha negado que hubiera disparado a nadie y que ni la camiseta ni el arma encontradas fueran suyas.
En su defensa, ha reconocido que a lo largo de su vida ha tenido lagunas de memoria, que le han llevado a tener tratamiento psiquiátrico y que en alguna ocasión ha intentado quitarse la vida. Finalmente, se demostró que a pesar de ser vigilante de seguridad carecía de licencia de armas y coleccionaba armas blancas.
Tras ello, siguió caminando hasta llegar a la calle Lazarillo de Tormes sobre las 02.20 horas, donde residía, arrojando a un contenedor de basura el arma empleada, una pistola Star 30 m de 9 mm Parabellum, "en adecuado estado de conservación".
En ese domicilio, situado en el número 21, fue detenido al día siguiente, a las 20.30 horas, por agentes de la Policía Nacional, que apenas 24 horas después localizaron el arma en la planta de tratamiento de residuos de Gomecello, así como la camiseta que vestía.
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La detenida, para la que se ha decretado ingreso en prisión, se subió incluso en el mismo autobús que la víctima y la abordó con una navaja al entrar en su portal
El individuo, que nunca ha obtenido un permiso de conducir, había sido investigado en ocho ocasiones anteriores por los mismos hechos
