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Condenada a 18 meses de prisión por matar a su perro de hambre
La dueña tuvo el can durante meses encerrado y con el bozal puesto, según la sentencia del Penal número 1 de Lugo
Una mujer residente en el municipio lugués de Ribadeo ha sido condenada a 18 meses de prisión por maltratar a un perro al que llegó a matar de hambre después de mantenerlo semanas y meses con el bozal constantemente puesto.
En su sentencia, emitida el pasado lunes y contra la que cabe recurso de apelación, el Juzgado de lo Penal número 1 de Lugo considera culpable de un delito de maltrato animal a la mujer, a la que también impone una inhabilitación durante un período de cuatro años para el ejercicio de profesión o comercio que tenga trato con animales.
La magistrada considera probado que esta mujer tuvo encerrado a su perro, un cruce de labrador de dos años, en una pequeña terraza de su domicilio en Ribadeo. El animal tenía constantemente puesto el bozal que, además, tenía lleno de papeles para evitar que pudiese comer.
El perro estuvo en estas condiciones durante un tiempo que la sala no ha podido determinar. Ingresó el 17 de mayo de 2018 en una clínica veterinaria de la localidad "en estado de shock y con una situación de desnutrición severa, hipotermia, deshidratación, con los belfos del hocico inflamados y sin responder prácticamente a estímulos".
Murió un día más tarde, según el tribunal, "a causa de su deficitaria situación, derivada de la falta de cuidados adecuados" por parte de la condenada, quien tuvo al animal encerrado y con el bozal puesto "durante semanas, o incluso meses" hasta causarle la muerte por inanición, como recoge la sentencia.
Esta situación fue ratificada en la vista por una testigo, vecina de la procesada, que aseguró que el can vivía en "condiciones paupérrimas, con el bozal puesto, lleno de papeles y sin agua ni camida".
Esta vecina vio al animal un único día, pero lo escuchaba sus quejidos a diario. El fallo también hace referencia al testimonio de los veterinarios que lo atendieron y que constataron ante el tribunal que el perro "llevaba mucho tiempo en las peores condiciones" como se deducía del estado de su piel, su extrema delgadez y las marcas en el hocico que evidenciaban que tenía el bozal puesto de forma constante.
Así las cosas, la magistrada ha decidido imponer la pena máxima prevista en el Código Penal por un delito de maltrato animal.
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