Este Domingo de Ramos, Salamanca ha vuelto a latir al ritmo de la fe, la música y la ilusión de los más pequeños con la procesión de La Borriquilla, uno de los actos más esperados y entrañables de su Semana Santa. A las 12:15 en punto, la Puerta de Ramos de la Catedral Nueva se abría para dar paso al imponente cortejo que recuerda la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, según relatan los evangelios.

El paso, obra del escultor Carlos Guerra-Del Moral, representa a Jesús montado en un burro, recibido por una multitud que agita ramas de palma en señal de júbilo. La escena, llena de simbolismo, cobra vida en las calles de la ciudad gracias a la Hermandad de Jesús Amigo de los Niños, organizadora de esta procesión tan especial.

Y es precisamente esa cercanía con los más pequeños lo que convierte a La Borriquilla en una de las procesiones más multitudinarias y emocionantes. Participan en ella los niños de las 18 cofradías salmantinas, que desfilan con túnicas, palmas y sonrisas, acompañados por padres, catequistas, costaleros y una ciudad entera volcada con su Semana Santa.

El ambiente, con las calles repletas de gente que escoltó el recorrido de la procsión, se completó con los sones de la Agrupación de Cornetas y Tambores de la Archicofradía de Nuestra Señora de las Angustas de Medina del Campo y la Agrupación Musical Virgen de la Vega, que guiaron con solemnidad y alegría cada paso del recorrido.

Desde el atrio de la Catedral, tras la llamada de un abuelo que la ha realizado en nombre de todos los de Salamanca, el desfile avanzó por enclaves históricos como la calle Calderón de la Barca, la Plaza de San Isidro o la Plaza Mayor, hasta regresar por la Rúa Mayor a la Catedral Nueva, cerrando así un círculo cargado de emoción, tradición y espiritualidad.

No faltaron las autoridades eclesiásticas y civiles, con la presencia del Obispo de Salamanca, miembros de la Junta de Semana Santa y Hermanos Mayores de las distintas cofradías. En esta ocasión antes de partir en desfile, recibieron el saludo dentro de la Catedral del presidente nacional del Partido Popular Alberto Núñez-Feijóo que ha estado acompañado por el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Ambos después han seguido la procesión desde un balcón en la Plaza Mayor. 

Pero los verdaderos protagonistas fueron, sin duda, los niños, que con su inocencia y entusiasmo regalaron a los asistentes una imagen de esperanza en un mundo que necesita más procesiones como esta: sencillas, auténticas y llenas de corazón.

La Borriquilla para muchos no solo marca el inicio de la Semana Santa aunque ya haya habido varios desfiles procesionales, sino que lo hace recordando la importancia de vivir la fe con alegría y comunidad.

Una vez más, Salamanca se rindió al paso de Jesús Amigo de los Niños, entre palmas al viento y almas encendidas.

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