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El salmantino Jorge Merino, finalista en el Concurso de Arte Urbano para visibilizar la soledad no deseada

Los artistas seleccionados tendrán que realizar en tiempo real las obras en el encuentro artístico que se celebrará en Bilbao el próximo día 18

El salmantino Jorge Merino, finalista en el Concurso de Arte Urbano para visibilizar la soledad no deseada
Certamen de Arte Urbano.
Isabel  Rodríguez
Isabel Rodríguez
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El artista salmantino Jorge Merino Calles (@Negograff) es uno de los ocho finalistas del Concurso de Arte Urbano Enalta, que se celebrará en Bilbao el próximo 18 de octubre en las inmediaciones del Palacio de Euskalduna.

Esta VI edición pone el foco en la soledad no deseada, un problema que afecta al 64% de nuestros mayores. A través de la forma de expresión del arte urbano, la organización del certamen brinda a los artistas emergentes una plataforma para transmitir su visión y concienciar sobre un problema de gran relevancia social.

"Este certamen busca no solo destacar el talento artístico, sino también sensibilizar a la sociedad sobre la realidad de quienes experimentan la soledad de manera involuntaria, promoviendo una mayor comprensión y empatía a través del poder del arte. Se pretende que, a través del arte de los grafitis, los artistas transmitan un mensaje de esperanza, conexión y solidaridad, desafiando la percepción negativa que a menudo rodea a este sentimiento y ofreciendo una visión que inspire consuelo y reflexión", afirma Octavio Martínez, director territorial de la zona Norte de Enalta.

Esta edición quiere retar a los artistas a reflejar en su arte, a llevar a cabo un mensaje visual que representen un refugio emocional y un recordatorio de que la soledad, aunque dolorosa, puede ser una oportunidad para el autodescubrimiento y la renovación personal.

La organización ha seleccionado 8 artistas finalistas, entre los que se encuentra el salamantino Jorge Merino, que será uno de los participantes en la realización en tiempo real de las obras en el encuentro artístico.

"La soledad no deseada no tiene que ser una condena, sino una oportunidad. A pesar de las cicatrices que nos dejan esas heridas (representadas por las franjas blancas) son también ventanas hacia un mundo que sigue latiendo ahí fuera. Un mundo lleno de personas con las que podemos reconectar y con quienes no tenemos por qué sentirnos solos. Las marcas que llevamos no nos separan, sino que nos recuerdan que somos parte de algo más grande, algo que está lleno de posibilidades y de nuevas conexiones, esperando a ser descubiertas", afirma Negograff.