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El dolor de conocer a tu bebé y tener que despedirlo: "Es un duelo incomprendido y en muchos casos silenciado"

Este es el testimonio de Berta y Javier, dos papás salmantinos que pasaron por esta tragedia que conviene visibilizar. Su homenaje es el recuerdo

El dolor de conocer a tu bebé y tener que despedirlo: "Es un duelo incomprendido y en muchos casos silenciado"
Berta
Tamara Navarro
Tamara Navarro
Lectura estimada: 5 min.

Desgarrador. Devastador. Desolador. La muerte de un hijo antes de nacer es un cataclismo que deja irreparables grietas de tristeza en el corazón y cambia para siempre el mundo de quienes lo experimentan, una catástrofe que arrasa con los sueños e ilusiones más profundas.

Cada 16 segundos, en algún rincón del mundo una familia sufre una muerte perintal -la pérdida del bebé entre la semana 28 de gestación y hasta 28 días después del parto-.

Entre estos casos está el de Berta Santiago que abre al mundo corazón y alma para contar la historia de su pequeño Miguel, a punto de cumplir un año: "He necesitado vaciarme para poder volver a llenarme de nuevo".

Esta frase resuena una y otra vez en la cabeza de esta mamá salmantina que perdió a su hijo antes de poder parirlo. Falleció a las cuarenta semanas y seis días, una fecha que nunca olvidará, "sólo el día que cierre mis ojos".

Esta es una oda a la vida, un especial homenaje a su tercer hijo que trata de ayudar a todos aquellos que pasan por lo mismo.

Berta y su marido Javier salieron de cuentas el 13 de diciembre de 2023 y, el corazón del pequeño dejó de latir el 19. "Fue de madrugada cuando empecé a sentir contracciones, notaba molestias, pero pensé que esto se estaba activando y que ya iba a dar a luz. Estaba tranquila", recuerda.  

"Al día siguiente pensé que había llegado el día", pero el instinto maternal le decía que algo no iba bien. Se consoló pensando que estaba "demasiado nerviosa". Se percató de que su bebé no se movía. "Empecé a sentir una angustia particular". Llamó a sus padres, se fueron al hospital.

Una vez allí, "me pasaron bastante rápido. Primero me vio una matrona llamada Cecilia, que fue muy cariñosa conmigo, ya no escuchaba latido". Intentaron tranquilizarla, pero algo en ella le decía que algo muy malo estaba a punto de suceder. "Al hacerme la ecografía llegó el peor momento: Lo sentimos pero no hay latido". 

 

 

"La muerte de un hijo no se supera nunca" 

 

En ese mismo instante se rompió su mundo, un terremoto arrasó con todo, "nuestra vida cambió para siempre". Desgarrador. "Sólo pude decirle a mi madre que me abrazara, no había palabras ni manera de expresar lo doloroso que resulta. Esperaba una vida... tenía que parir a mi hijo, pero lo iba a recibir muerto"

Con la voz entrecortada, relata cómo llamó a su marido para comunicarle la noticia. Berta da especial importancia al en duelo perinatal en el Hospital, "tuvimos la gran suerte de 'caer' en las manos de María, una matrona con formación en duelo perinatal, nuestro ángel de la guarda, Dios nos la puso ahí para sostenernos". 

Ella les guio a la hora de tomar decisiones: despedida, autopsia, funeraria y el parto. "En ese paritorio se respiraba amor, respeto y acompañamiento". Lo recuerda bonito, "recibí a mi hijo", daba igual la forma. "Lo que más me ha reconfortado en el mundo es poder verlo, conocerlo y despedirme de él".

Poco a poco el duelo se va instalando de una manera sana. "Lo ves, te despides, vas cerrando etapas. Esa es mi experiencia personal y creo que es imprescindible, pero esta es mi historia". 

Tenía miedo de cómo estaría, "parecía dormido. No te percatabas de que estuviera muerto. La matrona me dijo que era precioso y lo mecía, son gestos que humanizan un hecho tan trágico. Llenan esos brazos vacíos con los que te quedas. Estoy en deuda con ella de por vida".

 

 

 

 

"Mi hijo murió y nosotros morimos con él"

 

RECONCILIACIÓN CON LA VIDA 

Ahora esta familia guarda como un tesoro una caja de recuerdos. "Un kit de nacimiento que alberga un mechón de pelo, el cordón umbilical, un impreso de la placenta... detalles del hospital". Después les presentaron la 'Red el Hueco de mi Vientre' "que ha sido un gran apoyo para nosotros".  

Lo que sí tienen claro es que hace falta "más formación para los profesionales y más visibilidad entre la sociedad". "Tanto la muerte como el sufrimiento son una deuda de la sociedad, andamos un poco analfabetos. Este duelo es antinatura, no se conoce al bebé, es un duelo incomprendido y en muchos casos silenciado". 

Sales al mundo y "ves la incapacidad de la gente de acercarse a ti. Es muy duro recibir ciertos comentarios o frases que niegan esta experiencia tan dolorosa: 'Casi mejor que se haya muerto ahora que no con 18...', 'Ya pasó...', optar por el silencio como si nada hubiera pasado.... Mi hijo murió y nosotros morimos con él". 

Cayeron en un pozo, pero después llega el momento de salir. "Del duelo se sale acompañado, no se sale solo. Te das cuenta que la sociedad se ha vuelto cada vez más egoísta y menos empática. Hay una deshumanización total. Cuando todo va bien el jolgorio es maravilloso, pero cuando te enteras de algo así lo peor que puedes hacer es mirar y hacer como que no hubiera pasado nada". 

 

"Del duelo se sale acompañado, no se sale solo"

 

 

"UNA EXPERIENCIA DOLOROSA Y TRANSFORMADORA" 

Cuando sucede una tragedia como esta "no hay nada que te alivie el dolor". "Ha sido la experiencia más dolorosa a la par que transformadora. La sociedad te empuja a pasar página y normalizar pero fue sumergirnos en el dolor lo que nos ha permitido convertirnos en lo que somos ahora". 

"Es duro volver a la vida con muros que no te permiten continuar. Parece que llevas un estigma de víctima cuando te sientes una superviviente. De mis tres hijos, es el que más me ha enseñado. Hay que hacerle entender a la gente que hay miles de familias que sufren en silencio esta experiencia, acompañar no es difícil, basta con estar ahí. Escucha activa desde el respeto sin dar opiniones ni consejos, un abrazo es suficiente". 

La realidad es que cuando se produce una pérdida durante el embarazo, la vida y la muerte caminan juntas. Es una paradoja para la que nadie está preparado y por eso es tan delicado saber qué decir o hacer. "Se te queda todo grabado. No es lo mismo ser un número que una persona". 

 

DESPEDIRLO COMO A OTRO SER HUMANO 

Esta familia acude cada mes al columbario de Los Montalvos para visitar al pequeño Miguel, "es un ritual más. Si alguien se muere te despides, le visitas, le hablas... pues esto es exactamente lo mismo".

Berta reconoce que "el hombre y la mujer somos diferentes, pero los padres son los grandes olvidados de esta historia. Apenas los miran y ellos sufren mucho, se les ha muerto un hijo. Mi pilar fundamental ha sido mi marido, tenemos que apoyarnos".

"Los duelos pueden ser diferentes, pero deben ir de la mano. Hay esperanza, luz al final. Igual que hay días malos, hay días buenos que hay que disfrutar"

Termina con un mensaje para todos aquellos que atraviesan por lo mismo. "Lo que sana es recordar". Ya preparan su 'cumplecielo' y sus hermanas se aprenden de memoria los ingredientes para hacer la tarta. "Es una experiencia que no tiene que marcar negativamente. El tiempo no lo cura todo, es lo que haces con ese tiempo. Esto ha sido una tragedia pero tenemos que sacar un sentido de esta experiencia".

 

¡Feliz cumpleaños, Miguel!