Nacida en Salamanca junto con cuatro hermanos más, tiene dos hijas, nietos y cuatro bisnietos con los que ha celebrado su cumpleaños
"Las campanas se están quedando mudas": el lenguaje abocado al olvido en el despoblado medio rural
Un recorrido por el particular lenguaje de las campanas a través de los toques que han marcado la vida en los pueblos, su origen y elaboración, de la mano de esta conferencia de Provincia Universitaria
"Las campanas se están quedando mudas". La despoblación ha traído consigo la pérdida de algo tan arraigado en el medio rural, en su día a día, como el sonido de las campanas. Porque también se está perdiendo esa herencia, transmitida de generación en generación, de subir al campanario para aprender a tañer las campanas. Un particular sonido que ha marcado la vida en los pueblos. Desde el toque de ir a misa al repique para anunciar las fiestas y hasta para reunir a los vecinos para sofocar un incendio existía un toque, el de tocar a rebato.
De este lenguaje, así como de su origen, elaboración artesanal y laboriosa colocación en los campanarios de las iglesias, ha versado la interesante conferencia de Francisco José Udaondo, catedrático de Música de la Universidad de Salamanca, impartida este fin de semana en Almenara de Tormes, dentro del programa de Provincia Universitaria impulsado por la Diputación de Salamanca y la USAL y bajo el título 'Las campanas: el lenguaje tradicional de los pueblos'. Y, lógicamente, han sonado las campanas de su iglesia, una de las joyas románicas de la provincia y que curiosamente tiene en su campanario un ejemplo de cada uno de los dos tipos de campanas (una campana 'esquilón' y otra campana 'romana o castellana').
Las campanas han sido el medio de comunicación por excelencia de los pueblos y, a día de hoy, forman parte de ese patrimonio cultural inmaterial que conviene preservar. Los distintos toques que se podían realizar con las campanas constituyen un lenguaje en sí mismo, un código que los vecinos conocían a la perfección y que corre el riesgo de caer en el olvido a medida que los pueblos se van vaciando y los campanarios van quedando únicamente como refugio de las cigüeñas. De hecho, explica Udaondo, el origen del nombre de las campanas es 'signum' (señal). "Los primeros relojes son las campanas, y por eso toques como el del ángelus eran fundamentales porque dividía el día de la tarde".
Muchos de los toques característicos y propios de cada municipio se han perdido por la falta de campaneros, y hoy en día en la mayoría de los pueblos apenas se utilizan un puñado de toques, como el de tocar a misa, repicar en una procesión o doblar a muerto (anunciar el fallecimiento de un vecino).
Principales toques de campanas
De los toques de oración (como el ángelus o los toques de Semana Santa) a los toques de convocatoria (para ir a misa, para el rosario, para convocar a los vecinos a una reunión o el toque a rebato por incendio, entre otros) y los toques de fiestas. Y, como curiosidad, en algunos pueblos había también un toque para anunciar tormenta. Eran las conocidas como campanas bárbaras.
Otra de las curiosidades que esconde el lenguaje de las campanas la encontramos en los toques de difuntos, ya que por el número de toques se sabía si el fallecido era hombre o mujer.
En las ciudades además se llegó a diseñar "un tipo de toques para saber a dónde tenían que ir los vecinos" cuando se les congregaba de manera urgente, por ejemplo para sofocar un incendio. Así, por ejemplo, cada barrio podía tener asignada un número de toques para saber exactamente a qué punto de la ciudad tenían que ir.
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