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La Agencia Ical pone en valor su apuesta por el rigor y la información de calidad en su XXXV aniversario

En una gala conducida por Alba Míguez, esta agencia de noticias entregó sus premios al Compromiso Humano

La Agencia Ical pone en valor su apuesta por el rigor y la información de calidad en su XXXV aniversario
Foto de familia. Agencia Ical.
R.C.G.T
R.C.G.T
Lectura estimada: 5 min.

La Agencia Ical celebró esta tarde su trigésimo quinto aniversario renovando su compromiso de  servicio con el rigor y la información de calidad en Castilla y León. "Nuestro deber es ser garantía de rigor y calidad para ganarnos la credibilidad día a día", aseguró el director de Ical, Luis Miguel Torres, quien aseveró que la agencia así será “más útil a los medios y a la sociedad, a quienes nos debemos”.

Torres se dirigió directamente a los representantes de los medios de comunicación para recordarles que son "imprescindibles para hacer una comunidad mejor para todos", para lo que les brindó el apoyo de la Agencia. “Nos tenéis a vuestro lado y a vuestro servicio”, remarcó.

Tras cumplir 35 años desde que germinó el proyecto de Ical y ante un momento en pleno epicentro de una tormenta perfecta de exageraciones, medias verdades, pseudo- acontecimientos y relatos con más giros de guion que realidades, la Agencia trabaja de la mano de la "profesionalidad y los valores para ofrecer un servicio a la Comunidad y ser útiles a la sociedad".

En una gala conducida por Alba Míguez y presidida por el jefe del Ejecutivo autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, a la que asistieron más de 1.200 personas del tejido social, empresarial, político y mediático de Castilla y León, la Agencia Ical entregó sus premios al Compromiso Humano a nueve personas de la Comunidad que se han distinguido por su trabajo hacia el colectivo: el cocinero Carlos Casillas, por la provincia de Ávila; el burgalés Javier Ajenjo, cabeza visible de la organización e impulsor del Sonorama; la investigadora leonesa Cristina Viéitez; Begoña Almeida, miembro de la Patrulla Oso de la Fundación Oso Pardo, por Palencia; Arturo y Laura Martín, de Mayalde, grupo de música tradicional de Salamanca; el artista multidisciplinar Gonzalo Borondo, por Segovia; el entrenador de atletismo Enrique Pascual, por Soria; la directora del Centro Penitenciario de Segovia, la vallisoletana, Nuria San José, y el escritor zamorano Luis García Jambrina.

Por ello, Torres trasladó también el compromiso de la agencia con una información presidida por valores como el talento, el emprendimiento, la constancia, la ilusión, el arraigo, la reflexión, el esfuerzo, la humanidad y la imaginación, que representan los premiados. Frente a lo grandilocuente, Luis Miguel Torres reivindicó el "periodismo de lo cercano", pero con los "ojos puestos en el mundo" y destacó el empeño de Ical en ofrecer una "mirada honesta" a Castilla y León, a sus historias, pero también a "su alma".

Premiados

El jurado reconoce a Carlos Casillas por "su capacidad de marinar desde la excelencia cocina, memoria, cultura y territorio desde lo cercano y lo sencillo y por su apuesta por el talento joven en su equipo y por Ávila, su tierra, como el lugar de sus sueños, sus proyectos y sus productos". Propietario del restaurante Barro, Carlos Casillas es uno de los chefs jóvenes con más proyección de Europa. Formado en el Basque Culinary Center, donde destacó como el mejor expediente de su promoción, colaboró en la Bullipedia, investigando sobre vinos junto a Ferrán Centelles. 

Javier Ajenjo recibe el galardón por la provincia de Burgos por su "ímpetu en la dinamización del territorio desde la cultura, creando y haciendo crecer desde la nada un acontecimiento ligado como pocos al territorio, y convertirlo en motor económico y social para toda una comunidad alejada de las grandes urbes".

Desde León, Cristina Viéitez recibe el reconocimiento de Ical por "su contribución al liderazgo femenino en la ciencia y su ejemplo y su preocupación por remover los obstáculos para que las nuevas generaciones puedan ser libres de perseguir sus aspiraciones profesionales sin limitaciones impuestas por razones de género, origen o cultura. Asimismo, por una disposición firme a la innovación y su capacidad de cooperación con distintas disciplinas para construir métodos de trabajo de vanguardia que permiten avanzar en el estudio de graves enfermedades".

Begoña Almeida recibe el premio por la provincia de Palencia por "vivir su pasión hacia el oso pardo y la conservación de la naturaleza como un servicio personal a la especie humana; por su ilusión por llevar a los más pequeños el amor hacia el entorno natural y por su arrojo para remover los obstáculos de la vida para hacer lo que quería hacer".

Es tópico, dice, que su amor por los animales llegase viendo los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente; tópico también era entonces, y una desgracia, que hasta los años 80 no se admitiesen mujeres en la Escuela de Capataz Forestal. Ella entró en 1988. Pasó antes por una unidad de extinción de incendios y después llegó su sueño: trabajar con osos autóctonos. Lleva 26 años siguiendo su rastro por las huellas, los excrementos, los restos de comida, los pelos... 26 años controlando su población, estudiando sus costumbres y localizando sus oseras contribuyendo decisivamente al éxito del programa de recuperación de la especie.

En Salamanca, Arturo y Laura Martín (Mayalde) reciben el galardón "por tomar con brío el relevo de una familia que ha consagrado su vida a investigar, recopilar, salvaguardar y popularizar nuestra música tradicional y con ella nuestra identidad; por dar voz a quienes ya no están y recordarnos, con sus ritmos y sus canciones, quiénes somos y cuál es nuestra esencia reviviendo de paso el sabor de un brindis, el calor de la leña o la vigencia de los ritos".

Gonzalo Borondo recibe el premio por la provincia de Segovia "por su contribución a contemplar el arte como un hecho transformador de la sociedad y como herramienta para reinterpretarnos y comprendernos en diálogo con los entornos que habitamos". El soriano Enrique Pascual es un "ejemplo de constancia, trabajo e ilusión en lo que hace" y recibe el galardón "por su capacidad de sacrificio por el atletismo y sus lecciones de vida en la ambición, esforzarse más y saber esforzarse para hacerlo siempre mejor y así ir más rápido y llegar más lejos desde una profunda humildad, y con la sensatez de tener siempre los pies en la tierra".

La vallisoletana Nuria San José recibe el galardón por "poner a las personas por encima de cualquier otra condición, por su amplitud de miras en el trato con los vulnerables, por su actitud vital para buscar con imaginación soluciones, y por su tarea para dar humanidad donde hay recelos y dolor".

El zamorano Luis García Jambrina es reconocido "por su contribución al conocimiento de los maestros de las letras españolas a las nuevas generaciones desde la docencia y los géneros literarios con una obra en la que combina la rigurosa documentación y el vuelo de la imaginación para reivindicar valores como el humanismo, la libertad y la tolerancia"