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Eduardo Azofra, el docente para el que la historia no tiene punto y final
En una nueva entrega de Cerveceando, el Doctor en Historia del Arte de la USAL, nos descubre dos rincones de la capital, los dos en la Universidad
Una cerveza, un amigo y una buena conversación. Hay momentos que invitan a parar el tiempo, a escuchar a una periodista dentro de la vorágine de noticias y la inmediatez buscada por los medios de comunicación digitales y a hablar a un profesor más allá de la tarima de una clase, en la que la pizarra actúa como intermediario con el alumno. Hay momentos para parar el tiempo. Puede que Eduardo Azofra sea más de vino que de cerveza y que no esté tan acostumbrado a las cámaras como otros de nuestros protagonistas, pero conoce Salamanca como nadie, esa Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes.
Con el Cum Laude de fondo, en la que supone una pequeña recreación de la Plaza Mayor, Azofra, licenciado en Geografía e Historia y Doctor de Historia del Arte por la USAL, se aventura a contarnos secretos, curiosidades y anécdotas que rodean dos de las paradas más importantes en una visita por la capital, la fachada de la Universidad y el Cielo de Salamanca.
En esa primera parada, destaca "el maldito error" que supone fijarse únicamente en la ranita. "Es una fachada rica, una de las joyas del patrimonio que tiene la ciudad. Es una joya de arte plateresco que guarda muchísimos secretos, tantos que a día de hoy seguimos discutiendo quién está detrás, quién es el escultor o grupos escultóricos detrás de ese proyecto. Creo que lo más importante es saber quién es el ideólogo".
Una fachada "cuajada" de elementos decorativos, de grutescos, figuras fantásticas... en la que Eduardo Azofra identifica a personajes como los Reyes Católicos, el escudo del Águila de San Juan, el escudo del Emperador o en la parte superior a Venus y Hércules. Sin embargo, "los grandes problemas a la hora de la interpretación son el resto". Hablamos de cuestiones difíciles de ver, "que gracias a la última restauración" ha sido posible descubrir. Ejemplo de ello es una franja horizontal donde aparece una inscripción en la que se lee 'Expedición de 1853'.
Segunda parada, el cielo de Salamanca. "Lo más importante es saber dónde estuvo y cuándo se traslada. Realmente, en las Escuelas Menores el Cielo de Salamanca lleva poco más de 70 años. Me gusta más denominarlo 'bóveda astrológica'. Fue en un primer momento, la bóveda de la biblioteca, construida en la década de los 70 del siglo XV y la parte pictórica se realiza en los 80. Después, a principios del siglo XVI se convierte en la bóveda de la capilla. Y sabemos que esa situación pervive hasta 1763, cuando se plantea una gran reforma de la capilla de la Universidad que es la imagen que ahora vemos, adecuada al gusto estético de aquel momento. Fue el gran retrablo de la Universidad".
Sin embargo, en el proceso se perdieron dos terceras partes de la bóveda astrológica. Permanece un tercio, el que era los pies de la bóveda de la capilla. Y hablando de secretos... "El arquitecto del momento toma la decisión de crear una bóveda cuatro metros por debajo de la bóveda existente. Así, queda oculta hasta principios del siglo XX, momento en el que se descubren los restos. Es el rector Antonio Tovar en 1950 decide que el acceso es complicado, pero a través de la técnica italiana, transportarla hasta el sitio actual": el cielo de Salamanca
Acabamos con un brindis... y el brindis en el vídeo.
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