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Damián Castaño malogra con la espada una soberbia faena a un bravo 'valdellán' en Madrid
Faena importante, posiblemente la mejor que se le recuerda en esta plaza
El salmantino Damián Castaño ha ofrecido este domingo en Las Ventas una importante actuación, con una soberbia faena a un bravo toro de Valdellán, emborronada a última hora con tizona, y con otra labor más que loable con un morucho de Juan Luis Fraile que no le regaló absolutamente nada.
Lo mejor de la tarde ocurrió en ese segundo toro de la corrida, un ejemplar de Valdellán que ya de salida tuvo alegría y buen son, lo que aprovechó el Castaño para ponerlo de largo en tres encuentros con el caballo, donde lució también Rafael Agudo. En la muleta tuvo emotividad el animal, transmisión que se dice, y hasta una clase desbordante cuando bajó de revoluciones, sobre todo por el izquierdo.
Y con él emergió un gran Damián Castaño, firme y muy asentado cuando tuvo que tragar los primeras tarascadas por el derecho del bravo, y muy relajado y hasta gustándose en un excelso toreo al natural, por donde lo bordó el salmantino, logrando diez o doce muletazos sensacionales por lentos y sentidos.
Faena importante, posiblemente la mejor que se le recuerda en esta plaza a Damián, que a buen seguro se acordará toda la vida del pinchazo y la mala colocación de la estocada posterior, quedando todo en una aclamada vuelta al ruedo.
Con el quinto volvió a mostrar una actitud encomiable Castaño para, al menos, justificarse sobradamente ante un bronco y muy deslucido toro de Fraile, que no quiso pelea y a punto estuvo de echárselo a los lomos en varias ocasiones.
Abrió el desafío un toro de Valdellán muy vareado y muy atrancado ya de salida de los cuartos trasero, lo que corroboró a la salida de los dos encuentros con el caballo y también en la muleta, donde tuvo medias arrancadas, sin humillar y rematando con la cara por encima del palillo.
Paco Ramos anduvo con un oficio extraordinario, haciendo las cosas perfectas, con suavidad, dándole equilibrio, para acabar robándoselos (los muletazos) de uno en uno en lo que fue una labor inmaculada desde el punto de vista técnico.
En el cuarto el cielo de Madrid empezó a descargar agua como si no hubiera mañana. La gente huyó despavorida, quizá también porque se veía venir que el morucho de Juan Luis Fraile no iba a regalar absolutamente nada a Paco Ramos, que dio un auténtico sainete con la espada en medio del diluvio universal.
Luis Gerpe se las vio en primer lugar con un toro de Valdellán que quería pero no podía, pues tenía una calidad que no pudo desarrollar por sus pocas fuerzas, muy atascado. El toledano anduvo por ahí, solvente, pero sin decir gran cosa hasta que salió por los aires en las manoletinas finales.
Y firme y con ganas se mostró Gerpe con el último, un toro bronco y deslucido de Fraile con el que puso toda la carne en el asador, pero sin poder resolver en lo artístico por falta de oponente. FUENTE: EFE
FICHA DEL FESTEJO
Tres toros de Valdellán (los tres primeros), sin fuerzas y muy deslucido el primero; bravo y con un extraordinario pitón izquierdo el segundo, ovacionado en el arrastre; y blando y sin romper el tercero. Y otros tres de Juan Luis Fraile, tres moruchos en toda regla. Corrida muy desigual de presentación.
Paco Ramos, de gris plomo y plata: pinchazo y estocada atravesada y caída, y dos pinchazos más (silencio tras aviso); siete pinchazos, otro hondo y dos descabellos (silencio).
Damián Castaño, de azul azafata y oro: pinchazo y estocada caída (vuelta al ruedo); media atravesada y descabello (ovación).
Luis Gerpe, de verde y oro: casi entera tendida y muy atravesada que escupe (silencio); pinchazo, estocada y cuatro descabellos (silencio tras aviso).
La plaza registró un cuarto de entrada en los tendidos en tarde agradable y con fuertes aguaceros durante las lidias de los tres últimos toros.
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Paco Ramos, de gris plomo y plata: pinchazo y estocada atravesada y caída, y dos pinchazos más (silencio tras aviso); siete pinchazos, otro hondo y dos descabellos (silencio).
Damián Castaño, de azul azafata y oro: pinchazo y estocada caída (vuelta al ruedo); media atravesada y descabello (ovación).
Luis Gerpe, de verde y oro: casi entera tendida y muy atravesada que escupe (silencio); pinchazo, estocada y cuatro descabellos (silencio tras aviso).
La plaza registró un cuarto de entrada en los tendidos en tarde agradable y con fuertes aguaceros durante las lidias de los tres últimos toros.