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El 'runner' salmantino capaz de completar los 173 kilómetros de la Ultra-Trail de Mont-Blanc: "La satisfacción supera el sufrimiento"

El sufrimiento y el dolor se compaginan con la emoción y satisfacción de acabar 173 kilómetros corriendo, una 'locura' al alcance de muy pocos

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El 'runner' salmantino capaz de completar los 173 kilómetros de la Ultra-Trail de Mont-Blanc: "La satisfacción supera el sufrimiento"
Lucas Hernández
María  Pedrosa García
María Pedrosa García
Lectura estimada: 3 min.

173 kilómetros de distancia, un desnivel máximo cercano a los 10.000 metros: la Ultra-Trail de Mont-Blanc. El ejemplo del desafí oa lo imposible se hace (y valga la redundancia) posible en este tipo de carreras extremas, en las que corredores y corredoras llevan su cuerpo y mente al límite. En su última edición, celebrada del 28 de agosto al 3 septiembre, estuvo presente el salmantino, Lucas Hernández, capaz de completar el recorrido en 29 horas y 31 minutos. Un 'madre mía' se cuela en plena entrevista, para algunos resulta inalcanzable. 

Desde pequeño se le inculcó el gusto por la montaña y desde hace 15 se sumergió en la aventura del trail. Su pasión comenzó con excursiones de 20 kilómetros, después alcanzó los Picos de Europa, el cross en asfalto y ha llegado a recorridos por encima de los 100 kilómetro: "Es una preparación de años, voy haciendo competiciones, de 54 kilómetros, 70 o 110 que me preparen para esta carrera". Para ello, entrena por cabrerizos, aunque siempre guarda un día a la semana para irse a la montaña. Suele elegir la Peña de Francia, Gredos, 

Y dice kilómetros como el que habla de metros: "(Risas) Es verdad. Al final, no le pierdes el respeto a esas distancias porque son muy duras, pero tienes que hacer tramos largos para que el cuerpo se acostumbre y adquieras la garantía de que vas a aguantar". 

Aguantar. Un trabajo que va más allá del plano físico y llega al mental. "Sí. Tienes que controlar dolores y fatiga. Siempre te duele algo. Lo que tienes que estar pendiente es de que ese dolor no sea lo suficientemente fuerte como para que tenga que parar. De hecho, llegas a modificar la forma de correr para que te deje de doler lo que te impide estar al máximo rendimiento. Por ejemplo, en este caso, a partir del kilómetro 60 o 70 se me empezó a sobrecargar la cintilla iliotibial y me ha ido doliendo todo el recorrido. Te tienes que adaptar", explica. 

¿Es posible hacernos imaginar lo que se vive a lo largo de la carrera? "He sentido mucha emoción. Vas corriendo entre pasillos de gente animándote y se te ponen los pelos de punta durante muchos momentos por lo que transmite la gente. También pasas muchas horas solo, cuando llegas a las zonas más altas de montaña, quedándote solo con tus pensamientos. Después tienes que saber gestionar la alimentacion, con el objetivo de no quedarte vacío, porque después es muy difícil remontar. Tienes que estar atento a las señales, porque luego es muy complicado remontar", apunta. 

¿Se llega a descansar en algún momento? "Sí. Llegas a un punto en el que te dan una bolsa de vida, que se llama, donde tienen comida caliente y estuve parado; comí arroz y algo de sopa, y como mucho diría que estuve entre 20 y 30 minutos. En el resto de avituallamientos vas reponiendo, tampoco te queda mucho tiempo. De hecho, a partir del 120 o 130 ves a mucha gente que está con globos, que se han quedado mal físicamente; gente durmiendo en las mesas, debastación... el ambiente empieza a ser un poco duro. Lo que piensas es, me voy de aquí rápido antes de que me entre el bajón. En todos los ultas siempre hay momentos de bajón, en los que la mente debe luchar contra la tendencia de la mente de parar; mensajes como ¿por qué haces esto? ¿quién te manda? Pasa mucho".

¿Hay margen para querer conseguir un tiempo determinado? "Es difícil calcular por los desniveles y la dificultad del terreno. Yo había calculado una ventana de entre 26 y 30 horas, y la previsión creía que la iba a poder cumplir más hacia los 26, pero los últimos 45 kilómetros cambairon el recorrido y fue mucho más duro que la primera parte. Se me fue de horas y, de hecho, tuve que esforzarme para bajar de las 30 horas. Me tocó apretar", advierte. 

Al final de la carrera les dijo a unos amigos que esperaba no olvidar el sufrimiento que había pasado en la carrera para no volver a apuntarse a otra, dos días después la satisfacción ha superado el dolor. "Hoy ya lo veo todo diferente (risas). Rememoro la experiencia y lo valoro a posteriori. A mí me compensa". 

1 comentario

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usuario anonimo 9/6/2023 - 10:41:47 AM
Quizá se le podría promocionar de "runner" a "atleta", creo que ha hecho méritos de sobra durante su carrera como para recibir ese apelativo en el titular..!
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