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'Vacaciones y amnistía'

El artículo de Diego Jalón de este viernes para Tribuna

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'Vacaciones y amnistía'
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.

Si uno mira por la ventana, se diría que toda España está de vacaciones. ¿Toda? ¡No! Un grupo de irreductibles políticos resiste todavía y como siempre a la invasión de aire sahariano. Al abrigo del aire acondicionado, siguen ahí, pese al ferragosto y las olas de calor, inasequibles al desaliento, trabajando por el bien del país.

Ahí está, por ejemplo, la ministra Montero. Ya no hace falta decir cuál, porque la otra desapareció en el combate contra el heteropatriarcado opresor. Al oírla el martes podríamos creer que no sabe que la campaña electoral ha terminado y por eso le sigue pidiendo a Feijóo que aclare "su amistad con el narcotraficante o el sobresueldo que no ha terminado de declarar ni ha aclarado en qué consiste".

Ella en cambio dedica su tiempo a esas conversaciones, "hay muchas conversaciones", "tenemos muchos contactos", sobre las que no nos va a contar nada, "nos van a permitir discreción y prudencia", pero que en todo caso están, cómo no, encaminadas a "administrar la confianza que los ciudadanos han puesto en el aval de un Gobierno progresista". Pero que quede muy clarito, transparente: "no vamos a dar ningún detalle sobre las conversaciones, ni de las pretensiones de los grupos políticos ni de las respuestas del PSOE".

Así que en eso andamos, mientras Sánchez está de vacaciones, sin nada que hacer y todo el tiempo para hacerlo, primero en Marruecos y ahora en La Mareta, Feijóo, que dadas sus conocidas conexiones podría haber elegido Colombia, Nápoles, Rusia o algún palacio de las tríadas en Hong Kong, repite este año en Galicia, tal vez para disfrutar del barco y las planeadoras de Marcial, ahora que El País ha destapado el pastel y ya no hay nada que esconder.

El caso es que, oyendo a Montero, tan despreocupada de la Hacienda Pública, que por ese lado sí que las cosas van como una moto, y tan furibunda con Feijóo, alguien podría pensar que la cosa no está tan atada como parece o como nos quieren contar. El que de verdad está disfrutando del verano es el fugado Puigdemont, que se lo pasa como un enano a 14 grados en Waterloo, mientras algunos lo situaban en la mediterránea Colliure, destino final de Machado y de Patrick O'Brian, contando chistes en occitano.

Lo que parece es que mientras Sánchez disimula, en realidad tiene mucha prisa. Y Puigdemont, para el que hace unos meses el mejor futuro era acabar en el olvido y ahora es el señor de los anillos y el sereno con todas las llaves en su bolsillo, disfruta relajado de un agradable dolce farniente, convertido en la chica más popular de la graduación, con la que todos quieren bailar.

Como bien dice García Page, o tal vez su hermano gemelo, "en estas elecciones da la impresión de que no ha ganado nadie". Y advierte de que "si hay investidura, va a ser la más vertiginosa montaña rusa" que él haya vivido. "Que la gobernación dependa de un prófugo de la Justicia, de algo que realmente puede decidir en el Estado sin renunciar a acabar con el Estado, es triste en términos generales". Y tan triste, así es la vida con Pedro.

El caso es que ahora, como todo depende de Puigdemont, ha nacido una nueva ciencia, la puigdemiótica, que consiste en interpretar los signos del fugado y su significado. Todo analista político que se precie sigue su cuenta de Twitter y se devana los sesos intentando encontrar en sus mensajes la clave de cuál será el sentido de su voto. La tarea requiere mucho esfuerzo, porque Puigdemont es un tuitero compulsivo.

Hace unos días, la presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona, Mónica Roca, escribía en la red social X sobre la "represión económica por parte del Estado hacia Cataluña" y aseguraba que "la única solución es un Estado propio". Y Puigdemont lo ha retuiteado, como diciéndole a Bolaños, que por cierto ya ha terminado sus vacaciones en Mojácar y ha tomado las riendas de las negociaciones, que no piensa ceder ni un milímetro y que si lo hace, el precio será muy alto.

También ha recordado el amigo Carles en Twitter que el Parlamento catalán va a votar a favor de presentar un recurso de inconstitucionalidad contra esa ley de vivienda de la que tan orgulloso está Sánchez el promotor, ese hombre que levantará cientos de miles de casas asequibles y que va a hacer del acceso a la vivienda uno de los pilares de esta legislatura. Una ley que, por cierto, ERC sí apoyó.

Tampoco parece muy feliz Puigdemont con la ocurrencia de Yolanda, esa mujer llamada a presidir España con 30 diputados, que todo se andará visto lo visto. Lo de permitir el uso del catalán en el Congreso, como diciéndole a Carles que somos amiguis, tonti, le ha permitido al molt honorable recordar que esa reforma del reglamento se ha aplazado nada menos que 59 veces por culpa de los socialistas, a los que llama "filibusteros políticos". Los puigdemióticos están perplejos, porque cada vez cuadra menos la cosa.

Y para acabarlo de arreglar, este mismo miércoles, el Constitucional, que también está de vacaciones pero ha dejado un retén de guardia, sin darse cuenta de que dos de los tres son de la derecha judicial, va y decide no admitir a trámite el recurso de Puigdemont contra su orden de detención.

Dicen algunos habitantes de Dajla, la antigua Villacisneros, que se pudieron escuchar los gritos de Sánchez desde Lanzarote. Puigdemont, que debe ser el único español, muy a su pesar, que se queja de la rapidez con la que actúa la Justicia, responde tranquilo que "todo en orden. Hace años que el trabajo del TC es decorar jurídicamente una estrategia de Estado contra el independentismo. Y la estrategia no cierra por vacaciones". En Moncloa, desesperados, ya han puesto a la Fiscalía a resolver el desaguisado, pero no habrá nada resuelto hasta septiembre y la Mesa del Congreso se vota la semana que viene.

En esa negociación, que es paralela a la de la investidura y por lo tanto sólo se cruzará con esta en el infinito, Batet ha resultado laminada y ha renunciado, por declaraciones de terceros, a ser candidata a repetir en el puesto. Parece que no era bien vista en Waterloo porque en 2021 no quiso admitir a trámite una ley de amnistía que a los letrados del Congreso les parecía inconstitucional y que, ahora, según todos los constitucionalistas cercanos al PSOE, resulta que encaja perfectamente en nuestra Carta Magna.

Queda el pequeño detalle del referéndum, ese sí claramente prohibido, pero la destreza de los fontaneros de Moncloa, que se han quedado sin veraneo, es legendaria y no hay avería que no puedan reparar. Así que mejor será dejarles trabajar y marcharnos a las playas y las montañas. Ya en septiembre será el momento de volver todos a las calles, incluido Puigdemont.

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