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De repente, el último verano

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De repente, el último verano
Foto: EFE
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.

Pues resulta que después de una semana tan encarnizada que bien merecería el nombre de 'Decapitation Fashion Week', Yolanda ya tiene coalición. Los que hemos tenido la suerte de vivirlo, tendríamos que estar agradecidos. Estábamos llamados a contemplar cómo la nueva política, esa que nació de la indignación y acabó en cabreo, insultos y ceño fruncido, iba a mutar en el rostro sonriente, relajado y amable de Yolanda, eternamente Yolanda. Ella estaba llamada a ser la nueva esperanza del pueblo oprimido. La primera presidenta de España, gracias al fruto de su mente, Sumar.

Pero el cuento de La Cenicienta ha acabado en La Matanza de Texas. La nueva política era y es esto. Esto era Podemos y esto es también Sumar, una pelea a muerte por las listas, un macabro juego del calamar con sillones y "puestos de salida" electorales. Una semana que ha acabado por fin con Irene Montero de vuelta para su casa, sola, y tal vez borracha.

No es la única. Bien lo saben Echenique y muchos otros ilustres de la podemia, para los que de repente, este será el último verano que van a vivir a costa de los contribuyentes. Al menos así será para los que se han quedado sin silla cuando el sábado pasado, a las doce de la noche, se paró la música. Según los escenarios más favorables, incluso para Tezanos, de los 69 diputados que consiguieron en 2015, a finales de julio solo nueve de Podemos podrán volver al Congreso.

El resto de los escaños, como mucho veintitantos, ya los ha repartido Yolanda entre sus nuevos amigos, con esa superioridad moral que históricamente ha permitido a los comunistas hacer purgas despiadadas sin perder la sonrisa. Que se lo pregunten a Stalin o a Mao, esos grandes ejemplos de que, como asegura la lideresa de Sumar, "el comunismo es la igualdad y la democracia".

Desde que presentó su invento, se desató la guerra entre los distintos frentes de liberación de Judea. Y Sumar podrá acabar siendo cualquier cosa, menos esa idílica reunión festiva y armoniosa de los partidos que habitan ese espacio que Yolanda representa. Más bien todo lo contrario. El intenso sufrimiento fetal en el parto ha dañado irremediablemente a la criatura y la fashionaria de Fene ha demostrado que, pese a lo mucho que presumía de escucha, no era capaz de oír ni a sus compañeros de Consejo de Ministros.

Como estaba previsto, ella ha acabado siendo la fallera mayor de esta hoguera de las vanidades. Se hacía la rubia, pero tenía el hacha en la mano y ha talado sin piedad las cabezas que le molestaban, las de esas podemitas inútiles, tóxicas y excesivas a las que, por cierto, alababa y aplaudía cuando de verdad hubiese sido valiente censurarlas. Tras finalizar su trabajo en el cadalso, nos ha presentado ese batiburrillo de siglas, esa ensalada inconexa de partidillos de extrema izquierda con los que ha formado Sumar, como si fuera una novedad, un descubrimiento culinario como las esferificaciones de Adrià, cuando en realidad es la misma sopa boba del comunismo de siempre.

Ese que elogia a Fidel, a Maduro y a Marx, al que los genocidios, el Holodomor, los gulags y las torturas, nunca le han resultado incómodos, porque todo vale cuando el fin es conducir a una sociedad al paraíso. El comunismo nunca lo ha conseguido, pero como siempre justifican, no es poque la idea fuera mala, sino porque los que la pusieron en práctica antes no lo hicieron bien. Ellos, esta vez, sí lo harán. Ellos construirán un muro que el pueblo no querrá derribar a martillazos para huir corriendo al otro lado.

Son los que odian la libertad, el mercado, la propiedad privada, el derecho a la intimidad y la libertad de expresión. Los que están en contra de España, de la Constitución, de la separación de poderes. Los que creen que la violencia es legítima si se usa para eliminar al enemigo político. Los "antifascistas", porque los fascistas son todos menos ellos.

Odian la democracia y hablan en nombre del pueblo, aunque cuando hay elecciones libres, a ellos solo les votan unos pocos. Por eso prefieren Venezuela o Cuba a nuestra monarquía constitucional. Por eso y porque en esos países, los suyos viven como millonarios a costa de ese pueblo al que solo representan ellos.

Están siempre con la turra del "capitalismo salvaje", para vendernos "un mundo mejor". Presumen de leer a Marx, a Laclau o a Mouffe, pero el escaso poso resultante solo les da para insultar a Amancio Ortega o a Juan Roig, y para liarse a puñaladas por un puesto en la lista electoral que les permita seguir viviendo como los políticos de la "casta".

Aunque seguirán fabricando relatos y vendiéndonos una revolución que tendríamos que pagar con nuestros impuestos, si los españoles quieren, este será su último verano. Así, de repente. Porque Sánchez no les ha dado más plazo con su arrebato electoral. Si como debiera de ser, quedan reducidos al espacio político que le corresponde a la extrema izquierda en un país europeo, volverán a las teorías de la conspiración, a las cloacas, a la Brunete mediática. Y seguramente, la cabeza que rodará entonces será la de Yolanda.

A la "Decapitation Fashion Week" se ha sumado también el convocante, ese hombre que ha hecho de la mentira un arte más refinado que su propio rostro y que ha convertido las listas electorales de su partido en una carrera para subirse al último barco en la playa de Dunkerque, tras la derrota del 28-M. Él tampoco ha tenido nunca reparos en sacar a pasear la guillotina, ni en dar matarile a sus amigos y colaboradores. Lo lleva haciendo desde que es el rey de corazones. "¡Que le corten la cabeza!", siempre fiel al eslogan de su partido, que ha asumido como propio: "Defiende lo que piensas". 

Al fin y al cabo, él y Yolanda son ahora compañeros de un viaje a ninguna parte, ambos maestros de la purga y el engaño. Los dos fían a su físico lo que la genética y el nulo esfuerzo intelectual les ha negado a sus mentes. Y nos cuentan que son el futuro y el progreso. Encarnan en sus cuerpos gentiles la salvación del planeta y la defensa de los trabajadores, desde el Falcon y sin haber dado en su vida un palo al agua.

Por mucho que los comunistas, desde la inconveniente caída del muro, traten de disfrazarse para parecer otros, son los de siempre. Por mucho que se cambien de peinado y se vistan de Prada, los que nos venden una utopía que en realidad es un infierno plagado de zombis, no dejan de ser un triste remedo de la obra de Tenesse Williams. Y como su protagonista, acabarán devorados por sus amantes. Con estos de la mano, y con todos los que haga falta hasta sumar lo suficiente, quiere Sánchez pasar cuatro años más en la Moncloa. Esperemos que, para él, sea también, de repente, el último verano.

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2 Comentarios

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señor equis 6/17/2023 - 12:14:28 AM
¿Estás moviendo ya los hilos para llevarte tajada de la privatización del agua? Te está faltando tiempo...
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usuario anonimo 6/16/2023 - 1:16:37 PM
Vamos hombre, que ya han abierto las piscinas, date un baño, unos largos y luego una caña de cerveza y relájate...vaya tensión diaria que tiene este hombre. Pero merece la pena vivir así. Esos textos tan largos, menuda la que le tiene que dar a sus compañeros o familia. Tranquilo Jalón, que ya te quedan un par de meses para que todo vuelva a su orden, que cualquier día te da un jamacuco.
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