La política del agua en España (VI)
Esta sexta entrega del estudio se dedica a los temas del servicio público de distribución, desde la captación al consumo
Esta sexta entrega del estudio sobre política del agua en España, se dedica a los temas del servicio público de distribución, desde la captación al consumo. Incluyendo el consumo de las grandes ciudades, y también individualizándolo, para tener un primer indicio de satisfacción y/o derroche, teniendo en cuenta el tema de la solidaridad hídrica.
El aprovisionamiento de agua, dentro de un sistema de servicios públicos, exige inevitablemente de la licitación de las concesiones, para realizarlas a favor de los agentes públicos o privados que ofrezcan mejores condiciones para los consumidores.
La disponibilidad de agua suficiente en cantidad y calidad es lo que explica los asentamientos urbanos: el desarrollo de las ciudades no podría hacerse sin la presencia de tan vital elemento natural, incluyendo la evacuación y el saneamiento de las aguas residuales generadas [1].
El consumo de agua en las ciudades
En la figura anexa se muestran los consumos de agua de algunas ciudades europeas, para apreciar las disponibilidades por habitante y día.
La tecnología actualmente utilizada asegura el suministro sostenible de las ciudades en lo relativo al uso del agua, con una gestión que es la suma e interacción de una serie de servicios parciales, empezando por la captación natural a partir de las fuentes disponibles: superficial, subterránea y marítima (desaladoras).
En zonas semiáridas, y en general en todas las grandes poblaciones, se requiere de gigantescos almacenamientos del hídrico elemento, con potentes infraestructuras de aducción o transporte a las aglomeraciones, para compensar la variabilidad estacional climatológica. Y teniendo asegurado el suministro, y buscando la racionalidad de evitar el derroche, se produce así una interesante disminución del consumo doméstico, como se refleja en el cuadro siguiente, el caso de una ciudad tipo de Europa Occidental.
Consumo doméstico de agua en ciudades europeas. Datos 2012. Litros por habitante y día. | Fuente: IWA 2014.
Por otra parte, dado que el agua natural no siempre tiene las condiciones adecuadas de salubridad, se aplican técnicas que suelen basarse en procesos de carácter físico-químico para convertir el líquido vital en un producto seguro y apto para el consumo humano. Más tarde, las medidas aplicadas al servicio de distribución domiciliaria hacen posible la llegada del agua a los grifos de los domicilios y de otros puntos de consumo. Los dispositivos de medición facilitan la tarea de asignacón de costes y responsabilidades a los ciudadanos usuarios del servicio.
Será interesante destacar que en algunos casos la calidad del agua, o simplemente su sabor específico, ha contribuido a una gran difusión del agua llamada mineral procedente de manantiales comercialmente gestionados. Lo cual es más una moda que una necesidad, más un status symbol que una exigencia sanitaria, más una demostración de gourmet que no de ciudadano racional.
Evolución del consumo doméstico. Litros por habitante y día. El consumo doméstico se reduce en un 10% respecto 2010. Consumo doméstico: agua utilizada (litros/habitante y día) por cada persona para consumo en el hogar, lavarse, ducharse, fregar, inodoro, etc.
Solidaridad con las rentas más bajas
El consumo de agua no crece de manera constante, y en los países más desarrollados incluso tiende a disminuir per capita por las razones ya expuestas.
Las causas del descenso del consumo son múltiples. Los sanitarios, las duchas y los electrodomésticos son ahora más sostenibles. Las lavadoras y los lavavajillas de consumo eficiente permiten un ahorro de agua de entre el 40% y el 60% con respecto a los modelos convencionales. Los aireadores y perlizadores lo reducen el 40%, y las cisternas con sistema de doble descarga pueden alcanzar el 50% de ahorro.
La innovación tecnológica, sin embargo, no se ha limitado al ámbito doméstico: las empresas suministradoras han adoptado medidas para mejorar el rendimiento hidráulico, como la renovación de la red de distribución. Además, una mejor conservación reduce las averías y fugas.
Un tema importante a destacar es la sustitución de la grifería tradicional por los grifos de palanca, que con un solo conducto abastecen el agua en condiciones de temperatura apropiadas para el consumo. Se ha comprobado que la difusión de esa mecánica ha contribuido grandemente a un consumo más sostenible en considerable reducción.
La población está cada vez más convencida de la necesidad de consumir agua de manera responsable. Y esto se ha traducido en un cambio de hábitos de higiene personal y doméstica, en la reparación de pequeñas fugas o en el sencillo hecho de asegurarse de que el grifo no gotea tras cepillarse los dientes.
Las campañas de ahorro y consumo responsable han tenido un papel relevante, sobre todo las que se han llevado a cabo en períodos de sequía, cuando los mensajes inciden más en los hábitos de consumo y se prolongan cuando todo vuelve a la normalidad. La gestión en las áreas metropolitanas españolas ha vivido en las últimas décadas varios episodios de grave sequía, y eso ha incidido en una mayor prudencia social en el consumo de un recurso tan vital.
Un aspecto demográfico también ha podido influir en la bajada del consumo doméstico: el envejecimiento de la población. Los mayores de 65 años consumen un 25% menos que los adultos más jóvenes.
Asimismo, hay que valorar la incidencia de la aplicación de impuestos y tasas ambientales sobre el agua, que han aportado su grano de arena en la moderación del consumo.
Por otro lado, los sistemas tarifarios con precios progresivos según el mayor consumo, favorecen la concienciación y el ahorro, pues penalizan un determinado umbral.
Continuaremos el análisis en próximos artículos, y hasta entonces, los lectores de Tribuna pueden conectar con el autor a través del correo electrónico castecien@bitmailer.net.
[1] Fernando Morcillo Bernaldo de Quirós, 'Los tres retos del servicio de agua urbana', Ciudad Sostenible, 23, segundo trimestre de 2015.