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La madurez y el poso de Juan del Álamo vuelven a lucir en la Copa Chenel

El salmantino Juan del Álamo corta tres orejas

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La madurez y el poso de Juan del Álamo vuelven a lucir en la Copa Chenel
Tamara Navarro
Tamara Navarro
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El salmantino Juan del Álamo, con tres orejas, ha abierto este sábado en Villa del Prado (Madrid) la primera puerta grande de la Copa Chenel 2023, una tarde en la que la cara amarga la vivió Alberto Durán, cogido después de protagonizar una interesante actuación.

Villa del Prado acogió la primera corrida de una nueva edición de un certamen ideado para que aquellos toreros que disfrutan de pocas oportunidades puedan volver al escaparate y reivindicar un sitio en un circuito cada vez más monopolizado. Según EFE. 

Un ciclo tanto para lo que empiezan a abrirse camino como para aquellos que han caído en el ostracismo, como, por ejemplo, el caso de Juan del Álamo, un torero que sabe lo que es salir a hombros Madrid y que, por unas cosas u otras, su nombre se ha ido esfumando de los carteles de las grandes ferias.

Abrió precisamente la tarde este salmantino, de Ciudad Rodrigo, que se las vio en primer lugar con un toro de magníficas hechuras de Pablo Mayoral, también de mucha calidad, pero escaso de fuerzas. Del Álamo lo recibió con buen aire a la verónica, gustándose ya de salida, aunque lo realmente importante llegaría en el último tercio.

Porque Del Álamo no acusó en absoluto la inactividad, al contrario, mostró un poso magnífico para entender a la perfección a su oponente e instrumentar una faena de altos vuelos por lo bien que hizo todo, muy templado y recreándose también en la interpretación.

Así lograría varias tandas por el derecho notablemente compactadas y cuatro al natural sobresalientes por lo bien que jugó con los vuelos para enganchar al toro, tirar de él con suma suavidad y cuajar muletazos soberbios.

Qué lástima que faltara ese punto de rotundidad por la justeza de fuerzas del de Mayoral, también esa frialdad que siempre acusan los toreros que abren plaza y el pinchazo previo a la estocada final. La oreja que cortó, eso sí, fue de ley.

No bajó el nivel Del Álamo con el cuarto, sobrero de Monte la Ermita, al que recibió ya por naturales a pies juntos en los medios para mostrarse después muy seguro y asentado para imponerse a las impetuosas embestidas del astado, al que acabó dominando en una faena muy completa y nuevamente de alta nota por la madurez y la capacidad resolutiva que demostró.

Las ajustadas bernadinas finales y una gran estocada le pusieron en sus manos las dos orejas que redondeaban una gran tarde de toros de este joven y, a la vez, experimentado torero charro.

Otro diestro que dejó buen sabor de boca fue Alberto Durán, que, tras brindar al cielo en memoria de su padre, realizó una faena sobria, de corte clásico y gran fondo al incierto segundo, al que acabó pinchando en reiteradas ocasiones con la suerte suprema.

Sigue siendo la espada el talón de Aquiles de este joven zamorano, de Villamor de los Escuderos, que de novillero se cerró varias Puertas Grandes de Las Ventas por este motivo.

La cruz de la tarde llegó en el quinto, que prendió a Durán por el muslo izquierdo cuando el zamorano estaban llevando a cabo una actuación firme y sincera ante un animal nada claro.

Francisco José Espada tuvo que tirar de actitud para imponerse al tercero, un toro incómodo, sin clase y muy informal, al que a punto estuvo de dejarse vivo por lo complicado que acabó poniéndose también a la hora de montarle la espada.

Mejor, mucho mejor, anduvo el joven de Fuenlabrada (Madrid) con el mansito pero muy manejable sexto, al que recetó muletazos de buena firma antes de volver a echarlo todo a perder por culpa del acero.

FICHA DEL FESTEJO.

Tres toros de Pablo Mayoral (los tres primeros), blandito pero con mucha calidad el primero, algo incierto el segundo, y sin clase y muy informal el tercero; y otros tres de Monte la Ermita, el cuarto como sobrero, que tuvo, además, su ímpetu, complicado el quinto, y mansito pero dejándose el sexto.

Juan del Álamo (caña y oro): pinchazo y estocada desprendida (oreja); gran estocada (dos orejas).

Alberto Durán (verde manzana y oro): metisaca, tres pinchazos y descabello (ovación); y fue cogido por el quinto, al que mató Del Álamo de un bajonazo (silencio).

Francisco José Espada (carmín y oro): cinco pinchazos y nueve descabellos (división tras dos avisos); dos feísimos bajonazos y varios descabellos (silencio tras aviso).

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del padre de Alberto Durán, recientemente fallecido.

La plaza registró dos tercios de entrada. Fuente: EFE

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