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El puente que trajo la modernidad a Salamanca
Hace 120 años comenzaron las obras para construir el viaducto Enrique Estevan, una estructura de acero, piedra y hormigón que 'salvó' al Puente Romano
Hace 120 años Salamanca se embarcó en la construcción de su segundo gran puente sobre el Tormes. El Romano llevaba 2.000 años soportando el trajín de los vecinos y existían un par de viaductos para el ferrocarril (el Pradillo y el Soto), pero la ciudad necesitaba otro acceso para caminantes y tráfico rodado.
La primera intención de las autoridades nacionales, allá por 1891, era 'reformar' y 'ampliar' el Puente Romano para facilitar el paso de los automóviles. Afortunadamente, un concejal llamado Enrique Estevan, al que la ciudad nunca podrá estar lo bastante agradecido, planteó otra solución: levantar un nuevo paso sobre el Tormes aguas arriba, enfrente de la calle San Pablo. Si Salamanca conserva el Puente Romano es gracias a su empeño.
Puente Enrique Estevan. (Foto: Ical)
Las obras del 'puente de hierro', hoy llamado puente Enrique Estevan, comenzaron en septiembre de 1902, hace 120 años largos, y no terminaron hasta octubre de 1913. En 2014 estuvo cerrado varios meses mientras los técnicos reparaban algunos elementos estructurales y colocaban suelo antideslizante y en 2016 fue declarado Bien de Interés Cultural.
Piedra y acero
El expediente elaborado para justificar dicho nombramiento aporta más información sobre el puente y su proceso de construcción. Por ejemplo, revela que se empleó acero laminado y también materiales 'de la tierra', como "piedra de arenisca, el granito de Villavieja o de Fuentes de Béjar y cantos rodados de Santa Marta o de Vistahermosa, para la formación del hormigón".
La construcción del puente, además, "tuvo importantes repercusiones urbanísticas. Por un lado, supuso la apertura de una nueva vía urbana, la avenida Puente Nuevo, actual Reyes de España, y por otro lado, la apertura de la que sería llamada la Gran Vía, a fin de mejorar la conexión con las carreteras que partían del norte de la ciudad".
El viaducto, entre las dos orillas del Tormes. (Foto: Ical)
El viaducto, añaden, "es un magnífico representante de la tecnología histórica de las arquitecturas de hierro de comienzos del siglo XX en la ciudad de Salamanca", en línea con edificios como la Casa Lis o el Mercado central, y se erige como "uno de los más singulares y relevantes ejemplos de este tipo de puentes en España". Presume de una estructura "integrada perfectamente con el paisaje urbano" y, tan importante como su historia o su diseño, cumple con su función igual que el primer día: unir las dos orillas del Tormes.
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