Los de Jordi Ribera, que remontaron un 15-8 de renta a favor de su rival, marcaron el decisivo tanto sobre la bocina
Los 'leones del Atlas' frente a una 'Roja', en esta ocasión vestida de azul 'celestito' porque los de Luis Enrique perdieron la oportunidad de jugar con su primera equipación tras la bofetada que recibieron ante Japón. Eso daba a la selección marroquí la oportunidad de ejercer como local con su indumentaria oficial porque ellos si fueron primeros de grupo y a los españoles les tocó ejercer de visitantes por haber sido segundos. Tampoco es que a España le haya ido mal jugando con la 'segunda' en eliminatorias de Europeos y Mundiales -de azul ganó el de 2010-, así que lo de los colorines hay que dejarlo en el mero chascarillo.
Lo que no fue tan anecdótico, porque así se esperaba, es el dominio casi absoluto del esférico que ejercieron los de Luis Enrique aunque eso sí, con una ausencia de profundidad notable. Poco de 'tiki taka' y mucho de 'tiki nada' porque lo que sigue a tocar es rematar y si de algo carece esta España es de un Villa. Demasiada tensión para evitar el error, demasiada dificultad o falta de atrevimiento a la hora de encarar, ante la sólida y férrea defensa marroquí, más allá de un par de arrancadas de Ferrán en el primer tiempo -y la aparición de Williams más tarde- y sí, hay que reconocerlo, mucho desgaste físico que con el paso de los minutos se notaba más en las filas marroquíes que al fin y al cabo eran los que corrían detrás del balón.
La emoción la ponían el portero y la defensa marroquí en su empeño por salir jugando en corto pese a sus evidentes carencias para hacerlo. Quizás le faltó un punto más de convicción ahí a España para empujar más en su presión, seguir más la estela de ese a veces 'caballo desbocado' que es Gavi al que, o Luis Enrique vio muy cansado, o ni el CNI podrá explicar que saliera del campo.
En el área de Unai Simón tampoco es que hubiera mucha acción aunque a la contra Marruecos tuvo alguna llegada en el tiempo reglamentario pero difícil meterlas en la categoría de los ¡uy! Eso sí, el guardameta español le quiso poner emoción al asunto presumiendo de su juego de pies y ya en la prolongación provocó alguna que otra arritmia entre los parroquianos de la piel de toro. Al final pudo actuar de carro desfibrilador como lo hizo Bono en la prolongación con una clarísima, la más meridiana que tuvo España, en un saque de falta que acabó despejando antes de mandar el duelo a la prórroga.
Tiempo de prolongación que siempre es tiempo de sufrimiento porque la sensación es siempre la de estar caminando sobre un alambre. Marruecos conseguía que primero no pasara nada para acabar sacando un buen balón de Morata y pegar un susto supino cuando finalizaba el primer tiempo con su oportunidad más clara que a más de uno le recordaría a aquella del Soccer City. Es verdad que Unai Simón no es Casillas pero lo evidente es que Cheddira no es Robben y con todo a favor chutó a la pierna del portero evitando el mazazo. Y como si la fortuna quisiera repartir la suerte hasta dejarlo todo a lo que el destino de los penaltis deparara, en el final del segundo tiempo de la prórroga el que la tenía era Sarabia, que seguramente pensando ya en los penaltis que para eso lo sacaba Luis Enrique, chutó pero topó con el palo.
Y a la ruleta rusa y ahí la pistola solo tenía balas cargadas en contra de España, incapaz de lanzar uno al fondo de la portería. El primero al palo, el segundo lo detuvo Bono, que también atrapó el tercero. Y con tantas vidas regaladas, la 'acorazada' Marruecos lo aprovechó y dejó a España fuera de la Copa del Mundo.
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