15/12/2024
Truman Burbank vivía una realidad ficcionada. Nada en su vida era verdad y su triste desarrollo personal formaba parte de un decorado en el que todo estaba guionizado. Tardó años en darse cuenta de esta mentira y huyó en busca de un mundo real desconocido cuando encontró un cartel que indicaba 'Salida'.
El show de Castilla y León ha tenido esta semana a VOX como actor protagonista. El partido de Santiago Abascal ha acaparado cámaras, fotos y toda la atención mediática posible por el esperpento de sus reiteradas actuaciones. VOX se entendía mejor como Truman, en una realidad paralela cuando solo se dedicaba a la oposición. En tareas de Gobierno, su actuación no pasaría de una película de Serie B.
El espectáculo de esta semana en la sesión plenaria de las Cortes de Castilla y León ha sido, sencillamente, lamentable. Un vicepresidente jaleado por sus palmeros de bancada proliferando insultos y entrando en una diáspora barriobajera impropia del cargo y de la institución a la que representan. VOX no ha entendido nada. En realidad, lleva ausente desde que ocupara sus despachos de Gobierno tras ponerse en manos de headhanters para que seleccionara a los cargos públicos que necesitaba nombrar. VOX no ha sabido tener una transición entre el voceante populismo de la oposición y la complicada tarea de gobernar. Ha prolongado su insulto hasta trasladarlo a la cámara mientras sigue agazapado en un insólito hermetismo que convierte sus consejerías en una especie de fortín inabordable. Sus ocurrencias rozan el histrionismo y convierten su acción política en eso, carne de sorna ante propuestas como recuperar para festivo el 25 de julio por aquello de 'Santiago y cierra España'.
Castilla y León no merece unos políticos así, pero el comportamiento de VOX en su primera experiencia de Gobierno topa con la serena respuesta de sus socios populares. Si alguien está obteniendo rédito de este despropósito es el Partido Popular. Si alguien está mejorando su imagen pública es el presidente Fernández Mañueco, anunciando medidas, llevando la iniciativa. Serenidad frente a crispación. Contención ante esos impulsos descoordinados que están desinflando las expectativas electorales de VOX. Abascal no es el que era. Ni siquiera tiene a Macarena Olona, que ha creado una enorme cicatriz en un partido con demasiadas suturas. VOX puede tener un papel importante en las próximas elecciones municipales, con serias opciones de sumar para recuperar alcaldías que hoy están en manos socialistas. Pero su continuo harakiri le está llevando a un camino que puede desembocar en la insignificancia.
Como Truman, si quiere volver a la realidad necesita alejarse del decorado en el que vive desde su explosión como alternativa política. En Andalucía, VOX ya no consiguió representación institucional con unos resultados por debajo de sus expectativas. En Castilla y León está dilapidando su crédito mientras hace crecer la imagen de su socio político.
Cuando Truman salió al mundo real miró a la cámara y exclamó: "Y por si no nos vemos, ¡buenos días, buenas tardes y buenas noches!". Y empezó una nueva vida.