García sigue al frente de la clasificación alevín de la Copa Escuelas BTT de CyL
Querer no es poder para un Salamanca CF UDS que SÍ quiso la victoria y NO concedió, pero no paso del empate
Calderón a Pepe Losada, de ahí a Robles, de este a Pepe Carmona y de ahí al banquillo. Este fue el teléfono más o menos escacharrado que siguió el Salmanca para dar órdenes en un partido muy trabado, en el que el Real Avilés no generó y los charros fueron un quiero y no puedo con ocasiones en la segunda mitad.
No estaban ni Antonio Calderón ni Manuel Robles y tenía que ser Pepe Losada el que dirigiera al equipo desde el banquillo y con 'el culo pegado al asiento'. Sin embargo, poco le duró su liderazgo bajo las instrucciones del míster desde una cabina radiofónica, ya que pasada la primera media hora de partido, el colegiado del encuentro expulsó a Losada de manera directa e inmediata, quedando únicamente en el banquillo el entrenador de porteros, Ángel Lozano. Asimismo, los tres gaditanos decidieron sacar de inicio a Salcedo en portería, tras la plena titularidad hasta el momento por parte de Javi Benítez, además de a Iban Ribeiro por Carrasco.
Comenzó el encuentro el Salamanca con ganas de llegar hasta el área contraria, dos centros desde banda izquierda de Jairo y un disparo de Amaro, que se marchó ligeramente por encima de la portería visitante, amenzaban la portería defendida por Mario De Luis para ánimo de los aficionados del conjunto charro que se acercaron hasta el Helmántico en mayor número que en el último encuentor frente al Unión Adarve. Dibujaba un 4-3-3 el cuerpo técnico del conjunto charro con la presencia en el centro del campo de Amaro como pivote, ayudando en ocasiones en banda. El capitán del Salamanca CF se convirtió así en el 'comodín', aportando en positivo al equipo tanto en defensa como en ataque.
Conforme pasaban los minutos el partido se volvió un tanto trastabillado con numerosas faltas y hasta dos tarjetas consecutivas para el Salamanca, dando la segunda de ellas el primer acercamiento del conjuto visitante. Juanmi lanzó desde la frontal del área y el balón se marchó por encima de la portería de Salcedo. 15 minutos de partido y hasta el momento tan solo dos tiros, una para cada equipo. Aún así y pese a los continuos parones del juego, el Salamanca dominaba el balón sin conceder ni una ocasión a su contrincante y generando las más claras del partido: solo y al borde del área pequeña, Murua envió el balón al 'bolo'.
Seguidamente, a balón parado y desde banda izquierda, la puso Jairo al segundo palo para que Kristian rematara. El balón fue rechazado por el guardameta del Avilés que se convertía en un seguro de vida para los suyos. El final de la primera mitad vino de la mano del prácticamente único acercamiento de los asturianos al área asturiana, un centro de Pereira bien atrapado por un seguro Salcedo puso el broche a los primeros 45 minutos. No llegó el gol, pero sí se llegó y no se concedió.
El leve caos formado en la primera mitad se transformó en un gran caos en la segunda: Kristian Álvarez recibió dos amarillas en menos de diez minutos y la segunda de ellas por protestar, por lo que su equipo se quedó con 10 con todavía mucho tiempo por disputar. Ante ello, Antonio Calderón (desde fuera) movió ficha y dio entrada al campo a Palomares por Antonio Amaro, ocupando el recién icorporado el lateral derecho, mientras que Luis Martínez se desplazaba al centro de la defensa junto a Murua. Posteriormente y tas la amonestación a Martínez, Arencibia entró en el campo
A pesar de que la única referencia en ataque en el Salamanca CF era Jairo y que tenían uno menos, el Real Avilés no generaba peligro. A excepción de un centro de Juanmi desde banda izquierda que obligó a Salcedo a enivar el balón a córner, volando hasta la esquina izquierda superior, no hubo nada. De la misma manera y en la segunda mitad el Salamanca no tiró entre los tres palos. Ya en el tiempo de prolongación se pidió penalti por un posible empujón dentro del área a Telles, pero el colegiado no pitó nada.
Calderón a Pepe Losada, Pepe Losada a Robles, de este a Pepe Carmona y de ahí al banquillo. Este fue el teléfono más o menos escacharrado que siguió el Salmanca para dar órdenes en un partido muy trabado, en el que el Real Avilés no generó y los charros fueron un quiero y no puedo.