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La Seráfica Hermandad del Prendimiento ilumina el Jueves Santo salmantino rumbo a su centenario
Cuatro pasos emblemáticos narraron la Pasión de Cristo ante miles de fieles y espectadores, en una procesión solemne con sello histórico y mirada hacia el 2026
La tarde caía en Salamanca cuando, puntuales a las 20:00, las puertas del Convento de las Úrsulas se abrieron para dar paso a una de las procesiones más señeras de la Semana Santa charra: la de la Seráfica Hermandad de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús en su Prendimiento. Esta histórica cofradía, fundada en 1926, comienza a caminar hacia su centenario con el fervor intacto de quienes viven su fe al segundo.
Cientos de fieles y visitantes, tanto salmantinos como forasteros, se agolpaban en torno al templo para contemplar el inicio de un cortejo que se extendió por el casco histórico en un ambiente de solemnidad, silencio y música sacra. Cuatro pasos, cuatro escenas fundamentales de la Pasión, fueron desfilando ante la mirada emocionada del público, escoltados por los hermanos de la Seráfica, ataviados con su característica túnica blanca, capa del mismo color, cíngulo y capirote morado con el anagrama de la hermandad, guantes blancos y zapatos con hebilla plateada.
El Prendimiento: apertura con fuerza narrativa
El primero en abandonar el convento fue Nuestro Padre Jesús del Prendimiento, obra de Damián Villar (1948), que escenifica con intensidad el momento del beso de Judas en el Huerto de los Olivos. Un conjunto de cinco figuras sobre una carroza de nogal, llevada a hombros por 40 hermanos, y acompañada por los sones de la Agrupación Musical María Santísima de la Estrella de Carbajosa de la Sagrada. La escena transmite dramatismo y tensión contenida, abriendo la procesión con fuerza narrativa.
Jesús ante Pilatos: retorno renovado
Seguidamente procesionó el grupo escultórico Nuestro Padre Jesús ante Pilatos, realizado en 1947 por Francisco González Macías. Esta escena, en la que Cristo proclama 'Mi reino no es de este mundo', se distancia de la estética castellana tradicional y ha sido restaurada en 2009. Tras años de ausencia, este 2025 ha regresado con renovada energía, a hombros de los hermanos e incorporando nuevos elementos que revitalizan su mensaje. Fue acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores Coronació de Espinas de Burgos, subrayando con fuerza cada paso.
Cristo de la Agonía: símbolo de renovación
Uno de los momentos más destacados de la noche fue la salida del Santísimo Cristo de la Agonía, también obra de Damián Villar (1959), que este año procesionó sobre un nuevo paso que representa, en palabras del hermano mayor Eufemio Dosuna, "un punto de inflexión en el camino hacia el centenario". Esta imagen, de inspiración neorrománica, fue acompañada por la Banda de Cornetas y Tambores Bendito Cristo de las Tres Caídas, de Toro (Zamora), con una marcha imponente que emocionó a los presentes.
Virgen de los Dolores: la emoción de un pueblo
Cerrando el cortejo, la emblemática Virgen de los Dolores, conocida popularmente como 'La Ramona,' puso el broche de oro a la noche. Tallada por Inocencio Soriano Montagut en 1939, esta imagen se inspira en la figura de doña Romana Serra y en las manos de doña Andrea Rivas, Miss Salamanca 1933. Con sus fondos dorados y su rostro lleno de dolor contenido, la Dolorosa recorrió las calles sobre una carroza de nogal, portada por 40 hermanos y escoltada por la Banda de Música San Nicolás de Pollos (Valladolid). La imagen sigue siendo, por méritos propios, una de las joyas escultóricas del siglo XX en la ciudad.
Un recorrido cargado de historia
La procesión recorrió enclaves emblemáticos del centro histórico salmantino, como la Plaza de Monterrey, la Calle de la Compañía, la Plaza de San Isidro, la Catedral Nueva -a la que accedieron por la Puerta del Obispo y salieron por la de Ramos- y la Rúa Mayor, antes de regresar al punto de partida por la Calle Bordadores. A lo largo de todo el itinerario, se vivió un ambiente de recogimiento, roto únicamente por la música de las bandas y el sonido del incienso acompañando el paso lento y solemne de los cofrades.
La Seráfica Hermandad del Prendimiento no solo ha reafirmado su lugar como una de las cofradías más queridas de Salamanca, sino que ha comenzado a trazar con firmeza el camino hacia su centenario. Entre la tradición y la renovación, entre el silencio y la música, entre la historia y la fe viva, Salamanca vivió una tarde-noche inolvidable.
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