Las imágenes del Lunes de Aguas más tradicional: Salamanca sale a disfrutar al campo

Miles de salmantinos disfrutan de una jornada de hornazo, familia y amigos en una de las fiestas más emblemáticas de la ciudad

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Fotos: Arai Santana
El autor esTeresa Sánchez
Teresa Sánchez
Lectura estimada: 2 min.
Última actualización: 

Atrás quedaron los días de Pascua y las calles llenas de visitantes cámara en mano. Este lunes, Salamanca se ha puesto su ropa más cómoda, ha dejado a un lado los quehaceres diarios y, mochila o nevera al hombro, ha salido al campo a celebrar. La ciudad vive una de sus fiestas más singulares del calendario festivo: el Lunes de Aguas.

Haga frío o calor, miles de almas mantienen viva una tradición que se remonta al siglo XVI. Fue entonces cuando el rey Felipe II dictó una ordenanza que prohibía la práctica sexual con prostitutas durante toda la Cuaresma. Como consecuencia, las rameras eran obligadas a abandonar Salamanca desde el Miércoles de Ceniza hasta una semana después del Domingo de Resurrección. Durante ese tiempo se alojaban al otro lado del río Tormes, esperando su regreso, que terminó convirtiéndose en toda una celebración popular.

Los estudiantes universitarios -y no sólo ellos-, acudían en barcas a recogerlas, acompañándolas de vuelta a la Casa de Mancebía, en una comitiva encabezada por un párroco encargado de velar por su aislamiento durante el periodo cuaresmal. Este peculiar clérigo es conocido hasta hoy como el 'Padre Putas'.

Aunque el Lunes de Aguas ha perdido su carácter original, sigue siendo un día de fiesta familiar y de amigos, donde el campo salmantino se llena de vida. Hubo años en que la esencia tradicional se desdibujó, pero los salmantinos han sabido preservar el espíritu de esta jornada que, generación tras generación, sigue siendo motivo de reencuentro y alegría.

Y como manda la costumbre, no faltó el tradicional hornazo: una empanada rellena de embutidos de la matanza, que se convierte en el auténtico protagonista de cada picnic, ya sea en La Aldehuela, en la Isla del Soto, en Huerta Otea, en el Puente Gudino o en cualquier rincón verde de la provincia. Este año, además, el buen tiempo ha animado a más gente que nunca a salir y ocupar también espacios menos concurridos en ediciones anteriores.

Una jornada perfecta para compartir juegos, balones, comba y, sobre todo, buenos momentos. Porque eso es, en esencia, lo que hace del Lunes de Aguas una tradición única, querida y profundamente salmantina.

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