El Cristo del Amor y de la Paz emociona en su marcha sobre el Puente Romano hacia el centro de Salamanca

La procesión, la última en salir en la tarde del Jueves Santo, ha protagonizado una de las imágenes más icónicas de la Semana Santa salmantina

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Salida de la procesión de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz de Salamanca (Fotos: A. Santana)
Isabel Andrés Rodríguez
Isabel Andrés Rodríguez
Lectura estimada: 2 min.
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El Cristo del Amor y de la Paz y la imagen de María Nuestra Madre han cruzado el Puente Romano para llegar al centro de Salamanca entre la emoción de sus fieles y la devoción de sus cofrades.

Pasados unos minutos de las 20:30 horas, las puertas de la iglesia del Arrabal se abrían para dar paso a los hermanos de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz en lo que es, sin duda, uno de los momentos más icónicos de la Semana Santa salmantina. La salida de las dos imágenes del templo, portados por los hermanos, ha congregado a numeroso público, expectante ante la necesidad de llevar casi hasta el suelo a las tallas para salir del templo y comenzar el recorrido por el Puente Romano rumbo al centro de la cuidad.

El recorrido es extenso y abarca algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad, como la Plaza de Anaya y la Rúa Mayor. La procesión se prolonga hasta la madrugada, convirtiéndose en una de las más largas de la jornada. Uno de los actos centrales es la suelta de palomas en el atrio de la Catedral, antes de continuar su marcha solemne por las calles de la ciudad antes de regresar de nuevo al templo trastormesino.

A lo largo de su itinerario, la hermandad ha estado acompañada por la Sección Musical del Cristo Yacente y la Banda de Música de Villamayor, que han sumado sus notas al recogimiento de la noche salmantina.

Esta cofradía es conocida por su profundo sentido de paz y reconciliación, y su paso principal, el Cristo del Amor y de la Paz (anónimo, siglo XVII), es una representación de la misericordia divina. La imagen de María Nuestra Madre, de Hipólito Pérez Calvo (1987), acompaña al Cristo en su camino por las calles de Salamanca, mientras los hermanos, vestidos con hábitos monacales y a cara descubierta, simbolizan la humildad y la devoción. La hermandad se distingue por la suelta de palomas por la paz en el atrio de la Catedral, un acto de esperanza y fraternidad.

 

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