La sobriedad y la devoción acompañan al Flagelado en la noche del Miércoles Santo

Desafiando al frío y a la amenaza de lluvia, acompañado por la imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas recorrió las calles del casco histórico de Salamanca

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La procesión de Jesús Flagelado en la noche del Miércoles Santo. (Fotos: Arai Santana)
Isabel  Rodríguez
Isabel Rodríguez
Lectura estimada: 2 min.
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Las puertas de la Clerecía se abrieron en la noche de este Miércoles Santo para dar paso a Jesús Flagelado, una de las imágenes que más devoción despierta en la Semana Santa salmantina. Escoltada por los cofrades de la Hermandad de Jesús Flagelado y Nuestra Señora de las Lágrimas, la imponente talla de Jesús Flagelado, obra de Luis Salvador Carmona (1760), uno de los grandes escultores del barroco español, recorrió las calles del casco histórico de Salamanca.

La lluvia, presente durante la tarde, concedió una tregua a los fieles y cofrades para acompañar al Flagelado, aunque tocó desafiar al frío de la noche y al viento que hizo que encender los cirios fuera una misión casi imposible. 

Y junto a la talla que representa a Cristo recogiendo sus vestiduras tras la flagelación y cuya perfecta anatomía la convierten en una de las de mayor calidad artística de la Semana Santa, la imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas, ataviada con el riguroso negro de la saya y el manto bordados. Una talla fechada en 1977 y cuyo autor es José Miguel Sánchez Peña.

Los cofrades iniciaron el recorrido desde la Clerecía, para continuar por la Plaza de San Isidro, Libreros, Calderón de la Barca, Benedicto XVI, Rúa Antigua, Rúa Mayor, Quintana, Poeta Iglesias, Plaza Mayor, Prior, Plaza de Monterrey, Compañía, regresando de nuevo a su templo.

La Agrupación Musical Virgen de la Vegay la Banda de Música de Alba de Tormes fueron las encargadas de guiar el paso con marchas solemnes y momentos de intenso lirismo.

 

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