El Real Madrid se adueña de los clásicos y acrecienta la crisis del Barça

El Real Madrid dio continuidad este jueves a su pleno de victorias ante el Barça en lo que va de curso al superarle por cuarta vez desde el pasado verano, y por segunda en la Euroliga, después de un partido al que dio trascendencia la necesidad de buenas noticias para ambos (96-91).

El segundo clásico en la máxima competición europea llegaba en un contexto extraño, pues no es habitual ver a unos y otros pelear no solo por orgullo sino también por un triunfo para meterse en playoffs en el ocaso de la fase regular. Sin embargo en un curso amargo, donde abunda la crítica y escasea la alabanza, se convierte en oro cualquier cosa a poco que reluzca.

Sin jugar desde la Copa del Rey como consecuencia del parón por los compromisos internacionales, ambos conjuntos chirriaron en el arranque. Se activó antes el azulgrana, que salió con buen ritmo tras un tiempo muerto en el ecuador del primer cuarto para despegarse gracias a un parcial de 2-9 cincelado mano a mano por Darío Brizuela y Jabari Parker.

La respuesta del anfitrión fue inmediata con un 7-0 favorable, gran triple de Mario Hezonja incluido, que equilibró la contienda. Así, cuando se llegó a los diez minutos, ambos anotaban más o menos lo mismo pero de diferente forma. El Real Madrid cerca del aro y el Barça desde larga distancia (23-25, m.10).

Esa promesa de un duelo de menos a más en lo ofensivo se desvaneció en el segundo acto, donde hubo que esperar tres minutos para que Joel Parra acabase con una sequía sin puntos que no llegaran desde la línea de tiros libres. Fue el aperitivo de lo que estaba por venir; un tramo poco vistoso de acierto escaso, solo maquillado por sendos triples finales de Dzanan Musa y Justin Anderson (40-43, m.20).

El miedo a no cometer errores y a dejar escaparse al rival se hizo patente a la vuelta de los vestuarios y se instaló en el parqué, pues nadie tenía el ímpetu suficiente para lanzarse a por la victoria. El choque pedía un momento de chispa que cambiase la dinámica y acabó apareciendo de la nada.

Un mate de Walter Tavares después de pelear con todos los rivales que le salían a su paso y un triple de Alberto Abalde con celebración de rabia mirando a la grada hicieron despegar al Real Madrid, que subido a esa ola llegó incluso a situarse con once puntos de ventaja después de un lanzamiento exterior de Hezonja. El fuego lo apagó Chimezie Metu, quien con siete puntos suturó la herida al llegar a la media hora (70-67, m.30).

De esta manera la seriedad del Barça, personificada en la figura de Parra, le permitió, sin alardes, sobrevivir a los arreones pasajeros del bando madridista. Gracias a ello, a falta de un minuto y veinte segundos el enfrentamiento estaba empatado, quedando el desenlace a merced de los detalles (86-86, m.38).

Una canasta de Campazzo devolvió la ventaja al Real Madrid y, en el siguiente ataque, Tavares y Anderson protagonizaron una escena más propia de la lucha grecorromana al pujar en el suelo por una posesión. Acabó ganándola el caboverdiano en el balón al aire posterior y le honró acto seguido Abalde con dos aciertos desde la línea de tiros libres que pusieron a los suyos cuatro arriba.

Falló el cuadro visitante en su siguiente acometida y además se llevó una técnica a Parker que permitió a Campazzo y a Musa encarrilar el triunfo, pese a los esfuerzos sin repercusión de Anderson con un gran mate y de Parra con un excelente triple. De esta manera ambos quedan igualados en la clasificación, asentados en mitad de la tabla con la esperanza de que una buena racha les acabe elevando hasta la postemporada.