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Nuevos avances contra el tumor cerebral más agresivo acercan posibles ensayos clínicos

El Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL) trabaja en una línea de investigación contra el glioblastoma y ha logrado resultados prometedores

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Nuevos avances contra el tumor cerebral más agresivo acercan posibles ensayos clínicos
Tamara Navarro
Tamara Navarro
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DICYT El Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL) ha logrado un nuevo avance frente al glioblastoma, el tumor cerebral maligno más agresivo. Un estudio publicado en la revista científica Neuro-Oncology demuestra que un tratamiento desarrollado por el laboratorio de Neurobioquímica de este centro de investigación de la Universidad de Salamanca (USAL) resulta especialmente efectivo en las células de un grupo de pacientes que tienen una alteración genética concreta y que representan el 50% de los casos de este tipo de cáncer.

El glioblastoma es el tumor primario más común y el más maligno de cuantos afectan al cerebro, de manera que, tras el diagnóstico, la supervivencia de los pacientes es inferior a los dos años. En las últimas décadas, pese al esfuerzo de multitud de grupos de investigación, apenas se han logrado mejoras en los tratamientos, pero el INCYL lleva años trabajando en una prometedora línea de investigación. El equipo de Arantxa Tabernero patentó una molécula (el péptido TAT-Cx43, basado en una secuencia de una proteína denominada conexina 43) que tenía efectos antitumorales contra las células madre del glioblastoma. Varios estudios han demostrado que este compuesto aumenta la supervivencia de un modelo de ratón que sufre esta enfermedad, ya que disminuye la viabilidad de las células tumorales y su capacidad de invadir tejidos sanos.

El trabajo publicado ahora va un paso más allá, al estudiar, utilizando líneas celulares de pacientes y de ratón, un aspecto clave para la traslación de estos resultados al ámbito clínico. "Nuestro objetivo era ayudar a trasladar a la clínica los resultados que estábamos viendo en modelos preclínicos, así que estudiamos el efecto de la molécula en una amplia variedad de células de pacientes y vimos que unas respondían mejor que otras", explica Andrea Álvarez Vázquez, investigadora del INCYL y primera autora del estudio, en declaraciones a DiCYT. El péptido patentado funciona mejor cuando el gen EGFR está alterado, lo que ocurre en la mitad de los casos.

De esta manera, EGFR se convierte en un biomarcador, es decir, que "nos permite predecir qué pacientes van a responder mejor al tratamiento". Este hallazgo resulta fundamental para establecer qué personas con este tumor cerebral podrían beneficiarse más del tratamiento en un futuro. Aunque sigue siendo un trabajo de laboratorio, los resultados permiten seguir avanzando, ya que respaldan un posible salto a la realización de ensayos clínicos.


Otros pasos clave

De forma paralela, Andrea Álvarez está trabajando en otra línea de investigación con el mismo objetivo, facilitar el acercamiento de esta terapia a los pacientes, gracias a una estancia predoctoral realizada en 2022 en el centro Cleveland Clinic (Ohio, Estados Unidos). "Actualmente, el tratamiento del glioblastoma consiste en extraer el tumor mediante una intervención quirúrgica acompañada de quimioterapia y radioterapia", comenta la investigadora, "así que nosotros hemos combinado la administración de nuestra molécula con la operación". Por ello, uno de los objetivos de su paso por Cleveland fue aprender un modelo de cirugía para la extracción de este tumor en ratones.

Los investigadores del INCYL son conscientes de que el camino es largo, pero ven un poco más cerca la posibilidad de aplicar sus avances, especialmente, si alguna empresa farmacéutica apoya el desarrollo de ensayos clínicos. Para facilitar esa posibilidad, entre sus próximos retos está estudiar cómo se distribuye el tratamiento en el organismo del ratón, ya que "la barrera hematoencefálica, que separa la circulación sanguínea del cerebro hace que, a veces, las moléculas que funcionan en el laboratorio no lo hagan en el ser humano", comenta la experta. También van a tratar de analizar la toxicidad, aunque, en principio, los órganos de los roedores no presentan daños. Finalmente, no descartan modificar la molécula para aumentar su efectividad.

Andrea Álvarez acaba de volver al centro Cleveland Clinic, esta vez como investigadora postdoctoral, donde prevé continuar su investigación desarrollando posibles tratamientos para el glioblastoma, con la esperanza de conseguir mejoras en un futuro.