Galardonada con el premio Librería Cultural 2024, Letras Corsarias se ha erigido como uno de los focos de atracción para los amantes de la lectura en Salamanca
'El jardín contra el tiempo' de Olivia Laing, 'Los sorias' de Alberto Laiseca. 'Cartas a Vincent' de Julio César Pérez, 'La calavera' de Jon Klassen, 'Lightfall', de Tim Probert, 'El abrazo' de Anne Michaels o 'Domingo flamenco' de Oliver Schrauwen. Esos seis títulos y sus seis autores son algunas de las múltiples recomendaciones que cualquier lector puede recibir si consulta con los trabajadores de Letras Corsarias. Este rincón cultural en el centro de Salamanca se ha erigido desde su apertura hace casi una década en uno de los espacios de atracción para los amantes de este arte, donde las letras e ilustraciones confluyen junto a las periódicas sesiones organizadas por sus trabajadores. Aquellas donde autores de trabajos muy dispares ponen a Salamanca en su agenda, rompiendo con el nexo de Madrid y Barcelona que suele acaparar los grandes focos de interés, colocando en una silla a los artistas y escritores para acercar sus conocimientos y creaciones a la población charra.
Este arduo trabajo que comienza escribiendo correos electrónicos -lanzando la primera piedra en busca de que alguien responda al ruido del tono que llega junto al mail- ha sido recompensado de una manera especial. Letras Corsarias ha recibido el premio Librería Cultural 2024, un galardón más especial si cabe puesto que es entregado por el criterio y los votos de los compañeros del gremio.
Rafael Arias colocando uno de los ejemplares.
Ubicada en el primer número de la calle Rector Lucena, abrió sus puertas por el empeño de su propietario, Rafael Arias. Vinculado desde joven a las librerías como lector y trabajador, Arias apostó por abrir su propio espacio hace casi diez años. Fue en un contexto donde la sociedad todavía estaba golpeada por la crisis económica de finales del 2010, apostando por el "autoempleo", como a él mismo le gusta puntualizar, en un momento de "necesidad de buscar una salida laboral". Esta apuesta versó en dos palabras: vocación y autoempleo.
Desde aquel primer día el local ha cambiado. Los centenares de libros que pueden encontrarse siguen siendo cuidadosamente escogidos por el equipo de trabajo, pero ha crecido especialmente una de las secciones, la infantil. Comandada por Mercedes Brugarolas y María Rojo, este apartado ha aumentado su espacio para dar mayor peso a los más pequeños, a esa cantera que llega diariamente al establecimiento acompañada de sus padres con el objetivo de hacer de la lectura un hábito cotidiano.
Mercedes Brugarolas, encargada de la sección infantil.
Brugarolas es la encargada de llevar la dirección de la zona infantil. Tiene claro que la 'cantera' llega con fuerza y durante estos años los han visto "crecer" cada vez que cruzan la puerta, pero que suelen ser los grandes olvidados al tildarse de "un mundo un poco aparte".
Junto a ella, María Rojo también asesora a los niños y niñas que buscan sus primeras lecturas o seguir creando su propio recorrido como lectores. Llegó la última a la familia corsaria, pero es una más desde el primer instante. "Nos especializamos en dar un trato como más personalizado, en elegir los libros, no nos centramos tanto en lo que se vende. Intentamos encontrar libros que sean especiales y que sean de buena calidad". Esa es la clave que esta joven tiene presente a la hora de buscar que Letras Corsarias también sea un lugar de referencia para los más pequeños.
Rafael Arias, Mercedes Brugarolas y María Rojo no están solos al frente de esta librería. A su lado están otros tres corsarios como son Miguel Arias, Antonio Marcos y Guillermo Granados. Cada uno con funciones y caminos diferentes.
Rafael Arias y Guillermo Granados durante una mañana de trabajo.
El primero de ellos es el hermano de Rafael y, como no podía ser de otra manera, no dudó a la hora de coger el guante que le lanzó su hermano mayor cuando le propuso formar parte del proyecto; Antonio Marcos, periodista por vocación y profesión acabó trabajando en Letras Corsarias desde que abrió sus puertas y ahora, entre otras áreas, se encarga de redactar los contenidos que salen desde la librería; y Guillermo Granados dio el paso que muchos lectores desearían, pasar de ser cliente a formar parte de su espacio favorito.
Ese es el lema que los seis integrantes de este equipo impregnan en el ambiente y en cada una de sus funciones. Las peticiones de recomendaciones no cesan y es un trabajo complicado por la heterogeneidad del público y de los gustos de cada uno. "Ese de 'una librería de lectores para lectores' es real y lleva un trabajo", recalca Marcos, quien puntualiza que mayormente se debe utilizar una gran parte de "intuición".
Todos ellos quieren romper el mito de la imagen romantizada que versa sobre la figura del librero, esa que Marcos equipara a la del farero. No todo es lo que parece y las cajas se amontonan con la llegada periódica de editores o repartidores.
Los libros y el arte, protagonistas en Letras Corsarias.
Los términos Salamanca y cultura están entrelazados desde hace siglos. La ciudad respira elementos culturales en diferentes grados y Letras Corsarias se ha convertido en un espacio de referencia.
En el ambiente sobrevuela la inquietud por una pausa ya instaurada, una situación que parece no haber dado un peso mayor a la cultura de la que había en décadas anteriores y marcada por el cierre de diversas salas de exposiciones. Por ello, los salmantinos han encontrado en esta librería un punto de encuentro y de reflexión para conocer a autores.
Este temor a quedarse atrapados en el tiempo choca con la capacidad que tiene la literatura de abrirse paso. Es un arte sin "pautas predeterminadas" y por ello nunca se puede descartar que un próximo escritor salga desde Salamanca y rompa todos los cánones. Así lo considera Antonio Marcos, quien considera que la tierra salmantina es más propensa a ser "más una ciudad de poetas que de narradores". Reflexión que sustenta en nombres como Aníbal Núñez, María Ángeles Pérez, López, Maribel Andrés Llamero, Juan Antonio González Iglesias o César Martín Ortiz.
Espacio para la lectura en la librería.
Destacados por su programación cultural, con la cual han podido traer ya a miles de nombres desde la primera sesión, todavía quedan algunos nombres de artistas que tanto Rafael, Mercedes, María, Antonio, Guillermo o Miguel desearían que se sentaran en uno de los sillones de Letras Corsarias.
Alan Moore, David Peace, Anne Michaels, Manu Larcenet, Puto Mikel -Mikel Herrán-, Mónica Rodríguez o Laura Gallego son algunos de los deseos que esta familia de corsarios tienen en mente. Sueños que en algunos casos ven inalcanzables, pero también vieron con dicha etiqueta a varios de los que ya han entrado por su puerta.
Por ahora, el trabajo bien hecho se ha visto recompensado con diferentes distinciones y la última llegada desde los propios compañeros de gremio, pero al barco de Letras Corsarias todavía le quedan muchas millas por navegar y todos tienen el mismo objetivo mientras tanto: fomentar y hacer disfrutar de la lectura.
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