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La arquitectura moderna también tiene un hueco en Salamanca. La ciudad está marcada por sus edificios barrocos, románicos (y romanos), góticos y renacentistas, pero incluso en esa selva constructiva hay sitio para los movimientos modernos y contemporáneos.
La Fundación Docomomo (acrónimo en inglés de Documentación y Conservación de edificios, sitios y barrios del Movimiento Moderno) se dedica a "estudiar y documentar la arquitectura del movimiento moderno con el fin de lograr su reconocimiento como parte de nuestra cultura del siglo XX, su protección patrimonial y conservación".
Cada año la Fundación reconoce la singularidad de algunos edificios adscritos a estas corrientes y les concede una placa como reconocimiento. Este año comenzaron a entregarlas coincidiendo con el Día Mundial de la Arquitectura, el 7 de octubre.
En el caso de Salamanca, el último inmueble galardonado es el Colegio Mayor Hernán Cortés, que se une a otras 11 construcciones merecedoras de reconocimiento.
La memoria de la Fundación Docomomo admite que "pocos edificios de Salamanca resultan más ajenos a la morfología general de la ciudad que la Escuela de Artes y Oficios, caracterizada por una clara geometría diagonal, huecos quebrados en esquina y llamativas carpinterías amarillas cuya razón de ser son las circulaciones y la orientación".
Foto: Fundación Docomomo
El edificio "yuxtapone de manera brutalista encuentros de ladrillo amarillo, paños de cristal en esquinas, carpinterías diagonales y cantos de forjado de hormigón visto en la zona de talleres, evocando la formulación de las arquitecturas inglesas de los años cincuenta. El uso de un sistema de estructura metálica y forjados reticulares de bovedilla de hormigón in situ no hace sino reforzar la singular geometría de la propuesta". Es un inmueble de "profunda convicción funcionalista en su organización, no así en su estética" y con un "aire fabril" en su interior. Fue edificado por Gonzalo Ramírez Gallardo y José Antonio López Candeira.
El hospital "se divide en varios edificios aislados. El de mayor tamaño alberga el pabellón hospitalario en un edificio único con un gran número de camas. Un gran pasillo recorre el edificio en dirección este-oeste. El módulo del pabellón es el del ancho de la habitación (3,60 m)". Destaca también cómo "con el fin de evitar un gran pasillo desde el que se pudieran divisar todas las camas, cada unidad hospitalaria se retranquea dos metros de la anterior. En el punto de fricción de las dos alineaciones se halla el puesto de control de la enfermera. En la fachada norte, sobresalen los cuerpos de servicios que contienen la lavandería, cocina, servicios médicos, cuartos de baño y comunicaciones verticales". Los arquitectos fueron Genaro de No Hernández y Rafael Bergamín Gutiérrez
Foto: Fundación Docomomo.
Obra de Antonio Fernández Alba, el edificio se caracteriza por su "precisión conceptual y rigor material" y por la "articulación longitudinal de sus elementos individuales: iglesia, celdas y refectorio, concatenados en un sistema axial de agrupación de volúmenes singulares".
Foto: Fundación Docomomo.
La "conjunción de las tres partes evoca la presencia organicista de un cuerpo que descansa sobre el terreno. Frente a la estrategia de definición unitaria de los volúmenes, la continuidad del material es la encargada de unificar el edificio. La elección de materiales resulta contenida, casi austera: estructura y cerramiento de hormigón visto encofrado con tablilla, cubiertas de fibrocemento, pavimentos de terrazo y carpinterías de madera. Únicamente el acero inoxidable, material noble del siglo XX, aparece en el sagrario y el ambón, diseñados ex profeso por el arquitecto".
Obra de Antonio Fernández Alba. Según la memoria "el edificio trata de imponer una geometría contundente a un entorno carente de edificaciones. Para ello, contrapone la geometría neutra y cartesiana del volumen de dormitorios a una geometría libre que es la ocupada por la capilla como volumen que jerarquiza toda la composición".
Foto: Fundación Docomomo.
El edificio principal "está formado por una secuencia de celdas autónomas, unidas a través de un recorrido en anillos. Las habitaciones, todas ellas con la misma orientación, se disponen en bandas paralelas de forma escalonada, para introducir iluminación en todas ellas. Si bien se emplean los materiales tradicionales en la zona de Salamanca, éstos tienen un uso diferente del habitual. La piedra arenisca cubre grandes paños continuos sin ornamento alguno. En cuanto al cuerpo de dormitorios, se opta por la seriación de huecos pequeños, más propios de la arquitectura tradicional que de la modernidad, insistiendo en el carácter más tectónico y masivo del ladrillo".
La fundación recopila también varios edificios de viviendas en los que habitualmente nadie repara, ubicados en las calle Prior, 9; Pozo Amarillo, 13; Azafranal, 40; Fray Luis de Granada, 12; en la intersección entre Canalejas y Gran Vía o Brocense, 22. Este último, concebido por Genaro de No, ocupa el chaflán con la plaza del Liceo y su gran peculiaridad es que "inaugura el denominado período racionalista en Salamanca" y apuesta por una construcción "decididamente moderna: cimientos de hormigón, soportes y carreras de hierro, pisos de hierro de doble T con rasilla y ceniza de relleno, tabique de distribución de rasilla y muros de fábrica revocados".
Foto: Fundación Docomomo.
La lista completa de edificios modernos singulares de Salamanca se completa con la antigua residencia San Juan de Sahagún, en la carretera de Aldealengua. Todos pueden consultarse a través de este enlace.
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La propuesta va dirigida a mayores de 16 años y serán los sábados 11, 18 y 25 de enero. Las inscripciones son gratuitas y cada taller contará con 15 plazas