En los últimos años se ha experimentado un gran avance en terapias, "todas ellas son 'niños' que deben crecer", afirman en el Centro de Investigación del Cáncer en Salamanca
En el Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca, un centro mixto de investigación de la Univesidad de Salamanca y el CSIC, trabajan en torno a 260 personas. Cada una de ellas tiene su función: administrativos para gestión de proyectos, investigadores en formación, investigadores experimentados, tecnólogos, encargados de comunicación y personal responsable de servicios técnicos y diagnósticos.
Es un organismo vivo donde cada uno sabe que tiene una función imporante a realizar: "Descubrir y transferir conocimiento, apoyar las investigaciones a nivel administrativo y técnico o la de comunicar conocimientos a la sociedad en un formato accesible de entender", dice su director Xosé R. Bustelo.
Entre sus retos está continuar mejorando las actividades del Centro. "Hay que entender que la excelencia es un proceso continuo que nunca se puede dar por acabado si no queremos quedar estancados". También tiene por objetivo el de "captar gente joven de todo el mundo para que venga a trabajar aquí, aporte nuevas líneas de investigación y que haga posible, en última instancia, asegurar el rejuvenecimiento del Centro y de su futuro como líder en la investigación del cáncer".
Bustelo reconoce que en su tarea, el CIC se siente acompañado y seguido la sociedad. "Un centro de investigación del cáncer siempre se beneficia de una conexión muy cercana con los pacientes, sus familiares y la sociedad en general" Es lo más gratificante de nuestro trabajo y, al mismo tiempo nos ayuda en nuestro trabajo: nos recuerdan por qué y para qué trabajamos y, al mismo tiempo, son una fuente de información importante sobre las prioridades que debemos acometer como centro de investigación".
Apunta que "lamentablemente trabajamos con una enfermedad que afecta a la mayoría de las familias y que supone un alto coste a nivel personal". La investigación es por ello importante, puesto que no nos podemos olvidar cada uno de los nuevos tratamientos que se están implantando en estos momentos en los hospitales han siempre surgido de una investigación realizada hace diez o quince años antes".
La incidencia de esta enfermedad va al alza desde los últimos años. La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que en 2024 se diagnosticarán más de 286.000 casos. Esto supone casi 8.000 pacientes por encima de las previsiones del año anterior.
Con este aumento se incrementa el riesgo de sufrir la enfermedad y disminuye la edad de aparición. ¿Por qué está aumentando? "No creo que nos tengamos que alarmar, los porcentajes de aumento son todavía modestos aunque sí significativos. Es por ello motivo de preocupación pero no todavía de alarma. Lo que sí es importante saber por qué está ocurriendo, lo que todavía no está claro. Se asume que puede ser por malos hábitos alimentarios o por consumo elevado de alcohol, por ejemplo, en el caso de cáncer colorrectal, pero todavía nos falta demostrarlo completamente".
Desde el CIC creen que en estos momentos "sigue siendo prioritario abordar tumores con alta incidencia epidemiológica y bajas tasas de supervivencia así como los tumores pediátricos. Y, en este último caso, asegurar que además de un tratamiento efectivo no existan efectos colaterales a largo plazo en la vida de los niños y niñas afectados".
Bustelo cree que el avance en los últimos años ha sido muy positivo. "Hasta finales del siglo XX no había terapias dirigidas, todo se centraba en técnicas convencionales como la cirugía, la quimioterapia y laradioterapia. Sin embargo, el siglo XXI ha visto la emergencia, por primera vez, de las primeras terapias dirigidas y de la inmunoterapia, la cual surgió hace tan solo en los últimos quince años. Desde ese momento, se está produciendo un gran aumento en todas estas opciones terapéuticas, lo que seguirá aconteciendo en las próximas décadas"
Muchas de estas terapias son todavía 'niños' que deben crecer y alcanzar su potencial: "pero estamos en el camino adecuado, lo que creo se traducirá en un aumento significativo el porcentaje de supervivencia de los pacientes con cáncer, pasando del 55% actual a al menos el 75% en la próxima década. Pese a ello, todavía tendremos asignaturas pendientes con que tumores que se nos resisten todavía terapéuticamente como son los de páncreas y pulmón".
Finalmente, destaca que los avances en investigación tienen que ir acompañados de cambio de hábitos y costumbres de la ciudadanía en general. Por ejemplo, acciones como las de no fumar y la de no exponerse excesivamente al sol son una parte muy importante para prevenir el desarrollo de determinados cánceres como los de pulmón y de piel: "solo con estas medidas y con hábitos saludables como una buena alimentación y ejercicio físico conseguiríamos reducir en más de un 30% el número de tumores. En este sentido, creo que los científicos y la sociedad debemos ir de la mano para acabar de forma cada vez más efectiva con esta enfermedad". También cree que es importante concienciar a la sociedad sobre la importancia que tiene el acudir a los cribados de cáncer que se hacen por parte del sistema nacional de salud de forma periódica porque "es mejor saber que no saber y, cuanto más pronto lo detectemos, más fácil será de curar el cáncer".
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