Se apagó el fuego olímpico en la capital de Francia y se pone el punto final a unos Juegos Olímpicos con una gala tranquila y alejada de experimentos como los vistos 15 días atrás. Más protagonismo de los deportistas y una fantasía elegante y épica dejó un bonito sabor de boca tras el criticado acto inaugural. La ciudad de la luz deja paso a Los Ángeles como sede para 2028, cuya representación tomó el relevo en la noche parisina de este domingo.

París cerró sus puertas con una ceremonia de clausura sencilla, aunque no carente de vistosidad, en la que se devolvió el protagonismo a los deportistas, tras un evento inaugural en el que la participación de los atletas quedó deslucida en un desfile fragmentado por el Sena y dispersado en el espacio entre múltiples localizaciones de la ciudad. Por el contrario, el estadio olímpico fue el recinto que acogió el acto que cerró la cita olímpica con el tradicional desfile de banderas, aunque con Francia saliendo en segunda posición y no cerrando como es tradicional, y con todos los deportistas agrupándose en el centro de la pista.

Otra novedad fue la clásica entrega de medallas al maratón masculino, que en esta ocasión se cambió por la del maratón femenino, por primera vez en la historia. También, hubo momento, para un breve homenaje a los 45.000 voluntarios que han hecho posible la celebración de los Juegos. Asimismo, se dieron a conocer a los nuevos miembros de la comisión de atletas: Allyson Felix, Kim Bui, Jessica Fox y Marcus Daniell, elegidos por votación entre los participantes.

Fantasía futurista

Tras los actos protocolarios, llegó el momento del espectáculo. Un viajero del tiempo llega a un planeta tierra desolado, donde los Juegos Olímpicos no existen y trata de restaurarlos así como hizo el Barón Pierre de Coubertin en 1912.

El viajero dorado descubre los vestigios olímpicos, los anillos, y hace que vuelvan a cobrar vida. Todo ello en un show con toques circenses por parte de las decenas de bailarines acompañantes que iban moviendo los aros para recomponerlos. El espectáculo estuvo acompañado de música épica, piano y ópera. Con los cinco anillos recompuestos y colgados en el cielo, los Juegos Olímpicos y esa tierra distópica quedan salvada y la fantasía se cierra con la vuelta de la luz al planeta.

Momento musical

Fue el momento de la música. La actuación de la noche estuvo a cargo de la banda de rock francesa Phoenix, quien puso a bailar al público ya los deportistas que minutos antes habían invadido el escenario. A este grupo le acompañaron un sinfín de artistas como la compositora y cantante belga, Angèle; la banda de música electrónica Air; el cantante urbano de Camboya Dimash; el músico Thomas Mars o el DJ Kavinsky, entre otros. 

Tom Cruise lleva la bandera olímpica a Los Ángeles

Tras los largos discursos protocolarios, incluido el último que realizará Thomas Bach como presidente del COI, ya que se retira en 2025, y la entrega de la bandera olímpica a la delegación de Los Ángeles, que celebrará los Juegos Olímpicos por tercera vez (1932, 1994 y 2028), llegó el puesta en escena de la ciudad californiana y, cómo no, lo hizo al más puro estilo hollywoodense.

El tan esperado Tom Cruise hizo su aparición al más puro estilo Misión Imposible en el techo del estadio. Desde una tirolina se deslizó hasta el escenario para tomar la bandera olímpica y llevarla hasta LAX. Salió del estadio montado en una moto para aparecer en las calles de París que le llevaron hasta un avión de carga militar. Tras un viaje breve, llegó a Los Ángeles, donde se tiró en paracaídas y aterrizó a los pies del letrero de HOLLYWOOD, al que le añadió tres oes para hacer el emblema olímpico con las cinco oes. Así, tras varios relevos de la bandera, se llegó a la playa donde estaban esperando Red Hot Chilly Peppers, Billie Eillish, Snoop Dog y Dr. Dre, para dar un adelanto de lo que pueden dar de sí sus olimpiadas.

Con el apagado de la llama, se dio el relevo a los paralímpicos y se cerró el acto con la canción My Way.