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Una amarga victoria del PP que Sánchez transforma en resistencia

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Félix Ángel Carreras Álvarez
Félix Ángel Carreras Álvarez
Lectura estimada: 3 min.

Los resultados de las elecciones europeas en España no han reflejado, ni mucho menos, un castigo severo para el Partido Socialista. El enfoque plebiscitario que se asomaba sobre la gestión de Pedro Sánchez, asediado por el caso Koldo, la ley de Amnistía o los escándalos de su esposa, Begoña Gómez y esa tentativa de no dimisión que nos regaló durante cinco días, le han otorgado una dulce derrota que no servirá para cambiar las cosas ni esperar otro enfoque político en nuestro país. El PSOE podrá sostemer el mensaje de que ha resistido ante el fango y el PP solo se puede contentar con esos dos paralmentarios más y cuatro puntos porcentuales que sí, le convierten en ganador con un poco más de margen respecto a la anterior convocatoria (3,4%), pero a todas luces insuficiente para su objetivo de provocar un seismo electoral.

Es triste que un partido que gobierna, como el PSOE, esté satisfecho porque ha conseguido remontar ante una posible hecatombe y que se conforme con aspirar a un empate prácticamente técnico. Eso quiere decir que no solo asume el desgaste, también reconoce que sus previsiones no eran buenas y que solo podía aspirar a maquillar sus resultados.

Pero el PP de Feijóo no acaba de dar con la tecla del vuelco y se está cosumiendo en intentos baldíos. Su crecimiento va ligado a absorber los votos de Ciudadanos pero no lo consigue por otros focos que le permitan ganar con la contundencia necesaria. La realidad es que la estrategia cortoplacista de Pedro Sánchez le está sirviendo para capear todos los temporales políticos sin una alternativa patente que amenace de verdad sus gobiernos, cosidos a base de retales de pactos imposibles, pero gobiernos que frenan las tentativas de los populares.

Es curioso advertir en prácticamente todos los escenarios europeos una escandalización general por el auge de los partidos considerados de extrema derecha. La reacción de Macron convocando de inmediato elecciones para el mes de julio en Francia es todo un síntoma de que el fenómeno no solo es castigado, si no que sigue manteniendo una línea de estabilidad con votantes absolutamente convencidos de que esas políticas son necesarias no solo para Europa, sino también para sus respectivos países. Sin embargo, es asombrosa la ausencia de autocrítica en las principales fuerzas políticas para analizar con objetividad las razones de estos fenómenos que se vienen sucediendo y que, en el caso de España, no se limita exlusivamente a VOX, porque esta vez hemos añadido a 'Se acabó la fiesta', esa apuesta del controvertido Alvise Pérez que también se ha hecho un hueco en la política europea. Los grandes partidos están siendo incapaces de mejorar sus expectativas porque, en general, la política empieza a provocar un rechazo que alimenta este tipo de castigos preocupantes para un escenario de estabilidad necesario en estos tiempos convulsos tanto a nivel nacional como en Europa, varios frentes abiertos en forma de guerras.

Las elecciones europas han dejado en España un dato significativo. Las derechas suman más de un 48% de los votos frente a la suma de las izquierdas, que se queda en un 38%. Diez puntos de diferencia que, sin embargo, no avivarán ninguna reflexión posterior. Para Sánchez es suficiente. Para Feijóo una amarga victoria, que si nos ceñimos solo a la última comparativa europea es una gran victoria, pero una victoria insuficiente más en la colección de un PP que suma ahora otros compañeros en el lado derecho de la política nacional. 

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